En las iglesias y también en las capillas de nuestra Congregación, en la media noche del 24 al 25 de diciembre se celebra una Misa solemne llamada Misa del Gallo. Esta es la primera Eucaristía de la celebración de la Navidad, en la que se conmemora la espera y la oración de los pastores de Belén, apresurándose para recibir al Hijo de Dios, recién nacido en carne humana. Las experiencias místicas de Santa Faustina, escritas en el «Diario», nos acercan este alegre misterio de la venida de Jesús a la tierra y su morada en los corazones puros. En cuanto empezó la Santa Misa – escribió Santa Faustina – el recogimiento interior empezó a adueñarse de mí, el gozo inundó mi alma. Durante el ofertorio vi a Jesús en el altar, de una belleza incomparable. Durante todo el tiempo el Niñito miró a todos, extendiendo sus manitas (Dz. 347). Después de la Santa Comunión – escribió en el siguiente texto – oí estas palabras: „Yo siempre permanezco en tu corazón, no solamente en el momento en que Me recibes en la Santa Comunión, sino siempre”. Viví estas fiestas en una gran alegría (Dz. 575). ¡Les deseamos a todos esta alegría, que proviene de la presencia de Dios en nuestras almas, durante la Misa del Gallo, toda la Navidad y cada día del Nuevo Año!