I.
NOVENA A LA SANTA SOR FAUSTINA
Día I
El conocimiento del misterio de la Divina Misericordia
Jesús: | “Su vida debe modelarse sobre mí, desde el pesebre hasta la muerte en la cruz. Penetra en mis secretos y conocerás el abismo de mi misericordia para con las criaturas y mi bondad insondable, y harás conocer ésta a todo el mundo” (Dia- rio 438). | |
Sor Faustina: | “Oh Dios, cuánto deseo que las almas te conozcan, que sepan que las creaste por tu amor inconcebible; oh Creador y Señor, siento que descorreré las cortinas del cielo para que la tierra no dude de tu bondad” (Diario 483). |
Santa Faustina, alcánzame la gracia de penetrar cada vez más profundamente en el misterio de la Divina Misericordia en la obra de la creación, salvación y gloria, para que, como tú, lo dé a conocer al mundo.
Día II
La contemplación de la Misericordia en lo cotidiano
Jesús: | “Cuando contemplas en el fondo de tu corazón lo que te digo, sacas un provecho mucho mayor que si leyeras muchos libros. Oh, si las almas quisieran escuchar mi voz cuando les hablo en el fondo de sus corazones, en poco tiempo llegarían a la cumbre de la santidad” (Diario 584). |
Sor Faustina: | “No busco la felicidad fuera de mi interior donde mora Dios. Gozo de Dios en mi interior, aquí vivo continuamente con Él, aquí existe mi relación más íntima con Él, aquí vivo con Él segura, aquí no llega la mirada humana. La Santísima Virgen me anima a relacionarme así con Él” (Diario 454). |
Santa Faustina, enséñame a estar con el Señor en mi propia alma, a escuchar su voz y vivir con Él cada momento de mi vida. Alcánzame la gracia de contemplar la Misericordia en lo cotidiano.
Día III
La actitud de confianza ante Dios
Jesús: | “Hija mía, si por medio de ti exijo de los hombres el culto a mi misericordia, tú debes ser la primera en distinguirte por la confianza en mi misericordia” (Diario 742). “Te aseguro un ingreso fijo del cual vivirás. Tu empeño debe ser la total confianza en mi bondad, el mío, darte todo lo que necesites. Me hago dependiente de tu confianza; si tu confianza es grande mi generosidad no conocerá límites” (Diario 548). |
Sor Faustina: | “Oh Dios único en la Santísima Trinidad, deseo amarte como hasta ahora ninguna alma humana te ha amado; y aunque soy particularmente mísera y pequeñita, no obstante arrojé muy profundamente el ancla de mi confianza en el abismo de tu misericordia, oh Dios y Creador mío. A pesar de mi gran miseria no tengo miedo de nada, sino que espero cantar eternamente el himno de la gloria” (Diario 283). |
Alcánzame, Santa Faustina, la gracia de confianza del niño para que siempre y en todo cumpla fielmente la voluntad de Dios que para nosotros es la misericordia misma.
Día IV
La actitud de misericordia ante los prójimos
Jesús: | Hija mía, (…) exijo de ti obras de misericordia que deben surgir del amor hacia mí. Debes mostrar misericordia al prójimo siempre y en todas partes. No puedes dejar de hacerlo ni excusarte ni justificarte. Te doy tres formas de ejercer misericordia al prójimo: la primera – la acción, la segunda – la palabra, la tercera – la oración. En estas tres formas está contenida la plenitud de la misericordia y es el testimonio irrefutable del amor hacia mí. De este modo el alma alaba y adora mi misericordia” (Diario 742). |
Sor Faustina: | “Jesús mío, penétrame toda para que pueda reflejarte en toda mi vida. Divinízame de modo que mis acciones tengan el valor sobrenatural. Haz que tenga para cada alma, sin excepción, amor, compasión y misericordia. Oh Jesús mío, cada uno de tus santos refleja en sí una de tus virtudes, yo deseo reflejar tu Corazón compasivo y lleno de misericordia, deseo glorificarlo. Que tu misericordia, oh Jesús, quede impresa sobre mi corazón y mi alma como un sello y éste será mi signo distintivo en esta vida y en la otra” (Diario 1242). |
Santa Faustina, intercede por mí ante el Señor para que también mi vida se transforme en misericordia ejercida al prójimo con la acción, la palabra y la oración. Que mis ojos, oídos, labios, manos, pies y corazón sean misericordiosos.
Día V
La propagación del mensaje de la Misericordia
Jesús: | “En el Antiguo Testamento enviaba a los profetas con truenos a mi pueblo. Hoy te envío a ti a toda la humanidad con mi misericordia. No quiero castigar a la humanidad doliente, sino que deseo sanarla, abrazarla a mi Corazón misericordioso. Hago uso de los castigos cuando me obligan a ello; mi mano resiste a tomar la espada de la justicia. Antes del día de la justicia envío el día de la misericordia” (Diario 1588). |
Sor Faustina: | “Oh Dios mío, que te adore todo lo que hay en mí, oh Creador y Señor mío, y con cada latido de mi corazón deseo glorificar tu misericordia insondable. Deseo hablar a las almas de tu bondad e invitarlas a confiar en tu misericordia. Ésta es mi misión que Tú mismo me has confiado en esta y en la vida futura” (Diario 1325). |
Siguiendo tu ejemplo, Santa Faustina, deseo propagar en el mundo el mensaje de la Misericordia con mi vida y palabra para que llegue a todas las personas y llene sus corazones de esperanza. Que también en mi vida se cumpla la promesa de Jesús: “A las almas que propagan la devoción a mi misericordia, las protejo durante toda su vida como una madre cariñosa [protege] a su niño recién nacido y a la hora de la muerte no seré para ellas Juez sino Salvador misericordioso” (Diario 1075).
Día VI
Para alcanzar la Divina Misericordia para el mundo
Jesús: | “Hija mía, he inclinado mi Corazón hacia tus súplicas: tu tarea y empeño aquí en la tierra es implorar la misericordia para el mundo entero (Diario 570). Las plegarias, los ayunos, las mortificaciones, las fatigas y todos los sufrimientos, los unirás a la oración, al ayuno, a la mortificación, a la fatiga, al sufrimiento mío y entonces tendrán valor ante mi Padre (Diario 531). Te nombro dispensadora de mi misericordia” (Diario 570). |
Sor Faustina: | “Oh Dios mío, estoy consciente de mi misión en la santa Iglesia. Mi empeño continuo es impetrar la misericordia para el mundo. Me uno estrechamente a Jesús y me presento como víctima que implora por el mundo. Dios no me rehusará nada cuando le suplico con la voz de su Hijo. Mi sacrificio es nada por sí mismo, pero cuando lo uno al sacrificio de Jesús, se hace omnipotente y tiene la fuerza para aplacar la ira divina. Dios nos ama en su Hijo, la dolorosa Pasión del Hijo de Dios es un continuo aplacamiento de la ira de Dios” (Diario 482). |
Santa Faustina, contigo quiero suplicar la misericordia para el mundo entero y especialmente para los pobres pecadores, así como para los sacerdotes y las personas consagradas para que llevando una vida santa, conduzcan el pueblo de Dios por los caminos de la salvción.
Día VII
El amor a la Iglesia – Cuerpo Místico de Cristo
Jesús: | “Hija mía, medita sobre la vida divina que se encuentra en la Iglesia para la salvación y la santificación de tu alma. Considera cómo aprovechas estos tesoros de gracias, estos esfuerzos de mi amor” (Diario 1758). |
Sor Faustina: | “Jesús, me esfuerzo por la santidad, ya que con ella seré útil a la Iglesia. Hago continuos esfuerzos en las virtudes, procuro imitar fielmente a Jesús y esta serie de actos de virtud cotidianos, silenciosos, ocultos, casi imperceptibles, pero sí cumplidos con gran amor, los pongo en el tesoro de la Iglesia de Dios para el provecho común de las almas. Siento interiormente como si fuera responsable por todas las almas, siento claramente que vivo no solamen- te para mí, sino [para] toda la Iglesia” (Diario 1503). |
Agradecido por los dones de la Divina Misericordia depositados en la santa Iglesia, deseo, como tú – Santa Faustina – aprovecharlos para hacerme santo y así atraer a otras almas a las fuentes de la misericodia Divina.
Día VIII
El encuentro con Jesús en los santos sacramentos
Jesús: | “Oh, cuánto me duele que muy rara vez las almas se unan a mí en la Santa Comunión. Espero a las almas y ellas son indiferentes a mí. Las amo con tanta ternura y sinceridad y ellas desconfían de mí. Deseo colmarlas de gracias y ellas no quieren aceptarlas. Me tratan como una cosa muerta, mientras que mi Corazón está lleno de Amor y Misericordia. Para que tú puedas conocer al menos un poco mi dolor, imagina a la más tierna de las madres que ama grandemente a sus hijos, mientras que esos hijos desprecian el amor de la madre. Considera su dolor. Nadie puede consolarla. Ésta es sólo una imagen débil y una tenue semejanza de mi Amor” (Diario 1447). |
Sor Faustina: | “Jesús, en mi vida hay un secreto más, el más profundo, pero también el más querido para mí, lo eres Tú mismo bajo la especie del pan cuando vienes a mi corazón. Aquí está todo el secreto de mi santidad. Aquí mi corazón unido al tuyo se hace uno, aquí ya no hay ningún secreto, porque todo lo tuyo es mío, y lo mío es tuyo. He aquí la omnipotencia y el milagro de tu misericordia (Diario 1489). Todo lo bueno que hay en mí es gracias a la Santa Comunión, le debo todo. Siento que este sagrado fuego me ha transformado totalmente. Oh, cuánto me alegro de ser tu morada, oh Señor, mi corazón es un templo en que permaneces continuamente” (Diario 1392). |
Santa Faustina, alcánzame la gracia de la fe viva para que cada sacramento sea un privilegiado lugar de encuentro con Jesús y la Eucaristía – el núcleo de toda mi vida que transforma mi vida en amor.
Día IX
La devoción a la Madre de Dios
Madre de Dios: |
“Su vida debe ser similar a la mía, silenciosa y escondida; deben unirse continuamente a Dios, rogar por la humanidad y preparar al mundo para la segunda venida de Dios” (Diario 625). |
Sor Faustina: | “Oh dulce Madre de Dios, sobre ti modelo mi vida, tú eres para mí una aurora radiante, admirada me sumerjo toda en ti. Oh Madre, Virgen Inmaculada, en ti se refleja para mí el rayo de Dios. Tú me enseñas cómo amar a Dios entre tormentas, tú eres mi escudo y mi defensa contra el enemigo” (Diario 1232). |
Santa Faustina, la más fiel hija de la Madre de la Misericordia, escóndeme debajo de su manto para que me conduzca a Jesús, me enseñe a participar en su vida y su misión de mostrar al mundo la misericordia del Padre Celestial. Deseo – como María – dar a los hombres la Misericordia Encarnada y preparar el mundo para su nueva venida.
II.
NOVENA A LA SANTA SOR FAUSTINA
Para conocer el misterio de la Divina Misericordia
Día I
Conocera Dios
“Estaba reflexionando sobre la Santísima Trinidad. Quería penetrar y conocer necesariamente, quién era Dios… En un instante mi espíritu fue llevado como al otro mundo, vi un resplandor inaccesible y en él como tres fuentes de claridad que no llegaba a comprender. Del mar del resplandor inaccesible, salió nuestro Salvador de una belleza inconcebible, con las llagas resplandecientes. Y de aquel resplandor se oyó la voz: “Quién es Dios en su esencia, nadie lo sabrá, ni una mente angélica ni humana. Trata de conocer a Dios a través de meditar sus atributos (comparar Diario 30). El Señor me dio mucha luz para que conociera sus atributos. El primer atributo que el Señor me dio a conocer, fue su Santidad, el segundo fue su Justicia que llega hasta el fondo de la esencia de las cosas y el tercero fue el Amor y la Misericordia. Y entendí que el mayor atributo es el Amor y la Misericordia. El une la criatura al Creador (comparar Diario 180).
Santa Faustina, alcánzame la gracia de penetrar cada vez más profundamente en el misterio de la Divina Misericordia y de contemplarlo en lo cotidiano para que mi vida sea un vivo reflejo de este mayor atributo de Dios.
Día II
La Divina Misericordia en la creación de los ángeles
“Oh Dios, que eres la felicidad en ti mismo y para esta felicidad no necesitas a ninguna criatura, ya que eres en ti mismo la plenitud del amor, pero por tu insondable misericordia llamas a las criaturas a la existencia y las haces partícipes de tu felicidad eterna. En tu insondable misericordia has creado los espíritus angélicos y los has admitido a tu amor, a tu familiaridad divina. Los has hecho capaces de amar eternamente; aunque los has colmado, oh Señor, tan generosamente del resplandor de belleza y de amor, no obstante no ha disminuido nada tu plenitud, oh Dios, ni tampoco su belleza y amor te han completado a ti, porque Tú en ti mismo eres todo. Y si los has hecho partícipes de tu felicidad y les permites existir y amarte, es únicamente gracias al abismo de tu misericordia” (Diario 1741).
Santa Faustina, alcánzame la gracia de penetrar cada vez más profundamente en el misterio de la Divina Misericordia y de contemplarlo en lo cotidiano para que mi vida sea un vivo reflejo de este mayor atributo de Dios.
Día III
La Divina Misericordia en la creación del mundo
“Oh Dios, con qué generosidad derramas tu misericordia y todo esto lo haces por el hombre. Oh cuánto amas al hombre si tu amor hacia él es tan activo. Oh Creador mío y Señor, en todas partes veo las huellas de tu mano y el sello de tu misericordia que abraza todo lo que está creado (Diario 1749). Te adoro por todas las obras de tus manos, en las cuales se me revela tanta sabiduría, bondad y misericordia. Oh Señor, has esparcido tanta belleza sobre la tierra y ella me habla de tu belleza” (Diario 1692).
Santa Faustina, alcánzame la gracia de penetrar cada vez más profundamente en el misterio de la Divina Misericordia y de contemplarlo en lo cotidiano para que mi vida sea un vivo reflejo de este mayor atributo de Dios.
Día IV
La Divina Misericordia en la creación del hombre
“Oh Dios, que por tu misericordia te has dignado llamar de la nada a la existencia al género humano colmándolo generosamente de la naturaleza y de la gracia. Pero para tu bondad eso no [ha sido] suficiente. Tú, oh Señor, en tu misericordia nos das la vida eterna. Nos admites a tu felicidad eterna y nos haces partícipes de tu vida íntima y lo haces únicamente por tu misericordia. Nos concedes tu gracia únicamente porque eres bueno y lleno de amor. No éramos nada necesarios para tu felicidad, pero Tú, Señor, quieres compartir con nosotros tu propia felicidad” (Diario 1743).
Santa Faustina, alcánzame la gracia de penetrar cada vez más profundamente en el misterio de la Divina Misericordia y de contemplarlo en lo cotidiano para que mi vida sea un vivo reflejo de este mayor atributo de Dios.
Día V
La Divina Misericordia en el misterio de la Encarnación
“Oh Dios, que no has exterminado al hombre después de la caída, sino que en tu misericordia lo has perdonado como Dios, es decir, no sólo le has perdonado la culpa, sino que le has colmado de toda gracia. La mise- ricordia te ha empujado a dignarte descender hacia nosotros y levantarnos de nuestra miseria. (…) Y se hace el inconcebible milagro de tu misericordia, oh Señor. El Verbo se hace Carne, Dios habita entre nosotros, el Verbo de Dios, la Misericordia Encarnada. Nos has elevado a tu divinidad a través de tu humillación; es el exceso de tu amor, es el abismo de tu misericordia. Los cielos se asombran de este exceso de tu amor, ahora nadie tiene miedo de acercarse a ti. Tú eres Dios de la misericordia, tienes piedad de la miseria, eres nuestro Dios y nosotros tu pueblo. Tú eres nuestro padre y nosotros por tu gracia somos tus hijos. Sea glorificada tu misericordia por haberte dignado descender a nosotros (Diario 1745).
Santa Faustina, alcánzame la gracia de penetrar cada vez más profundamente en el misterio de la Divina Misericordia y de contemplarlo en lo cotidiano para que mi vida sea un vivo reflejo de este mayor atributo de Dios.
Día VI
La Divina Misericordia en la obra de la Redención
“Oh Dios que con una sola palabra habrías podido salvar miles de mundos, un suspiro de Jesús habría satisfecho tu justicia. Pero Tú, oh Jesús, te entregaste por nosotros a tan asombrosa pasión únicamente por amor. La justicia de tu Padre habría sido expiada con un solo suspiro tuyo y todos tus anonadamientos son exclusivamente actos de tu misericordia y tu amor inconcebible. (…) Cuando estabas muriendo en la cruz, en aquel momento nos donaste la vida eterna; al haber permitido abrir tu sacratísimo costado nos abriste una inagotable Fuente de tu Misericordia; nos ofreciste lo más valioso que tenías, es decir, la Sangre y el Agua de tu Corazón. He aquí la omnipotencia de tu misericordia, de ella toda gracia fluye hacia nosotros” (Diario 1747).
Santa Faustina, alcánzame la gracia de penetrar cada vez más profundamente en el misterio de la Divina Misericordia y contemplarlo en lo cotidiano para que mi vida sea un vivo reflejo de este mayor atributo de Dios.
Día VII
La Divina Misericordia en la santa Iglesia
“Tú, oh Señor, partiendo de esta tierra deseaste quedarte con nosotros y te dejaste a ti mismo en el Sacramento del Altar y nos abriste de par en par tu misericordia. No hay miseria que te pueda agotar; llamaste a todos a esta fuente de amor, a este manantial de la piedad divina. Aquí está el trono de tu misericordia, aquí remedio para nuestras enfermedades. Hacia ti, oh Fuente viva de Misericordia, corren todas las almas: unas como ciervos, sedientes de tu amor, otras para lavar la herida de sus pecados; otras todavía, cansadas de la vida, para tomar fuerzas” (Diario 1747).
Santa Faustina, alcánzame la gracia de penetrar cada vez más profundamente en el misterio de la Divina Misericordia y de contemplarlo en lo cotidiano para que mi vida sea un vivo reflejo de este mayor atributo de Dios.
Día VIII
La Misericordia en la unión del hombre con Dios
“Creador y Señor mío, tu bondad me animó a conversar contigo. Tu misericordia hace que desaparezca el abismo que separa al Creador de la criatura. Hablar contigo, oh Señor, es el deleite de mi corazón. En ti encuentro todo lo que mi corazón puede desear. Aquí tu luz ilumina mi mente permitiéndole conocerte a ti cada vez más profundamente. Aquí torrentes de gracias fluyen sobre mi corazón, aquí mi alma obtiene la vida eterna. Oh Creador y Señor mío, además de ofrecerme estos dones, Tú mismo te entregas a mí y te unes íntimamente a tu criatura miserable. Te adoro, oh Creador y Señor, con todo mi corazón y toda mi alma” (comparar Dairio 1692).
Santa Faustina, alcánzame la gracia de penetrar cada vez más profundamente en el misterio de la Divina Misericordia y de contemplarlo en lo cotidiano para que mi vida sea un vivo reflejo de este mayor atributo de Dios.
Día IX
La Divina Misericordia en la vida eterna
“En espíritu estuve en el cielo y vi estas inconcebibles bellezas y la felicidad que nos esperan después de la muerte. Vi cómo todas las criaturas dan incesantemente honor y gloria a Dios; vi lo grande que es la felicidad en Dios que se derrama sobre todas las criaturas, haciéndolas felices. Ahora comprendo a San Pablo que dijo: Ni el ojo vio, ni oído oyó, ni entró al corazón del hombre, lo que Dios preparó para los que le aman. Oh felices las almas que ya aquí en la tierra gozan de sus particulares favores, y éstas son las almas pequeñas y humildes” (Diario 777–778).
Santa Faustina, alcánzame la gracia de penetrar cada vez más profundamente en el misterio de la Divina Misericordia y de contemplarlo en lo cotidiano para que mi vida sea un vivo reflejo de este mayor atributo de Dios.
III.
NOVENA A LA SANTA SOR FAUSTINA
Para alcanzar la gracia de confianza del nińo
En la novena pedimos la confianza
y las virtudes que condicionan
la confianza del niño a Dios
Día I
Dichosos los que han puesto su confianza en el Señor
Jesús: | “El alma que confía en mi misericordia es la más feliz porque yo mismo tengo cuidado de ella” (Diario 1273). “Le ofrezco mi confianza y le doy todo lo que pide” (Diario 453). | |
Sor Faustina: | “No comprendo, cómo es posible no tener confianza en Aquel que lo puede todo; con Él todo y sin Él nada. Él, el Señor, no permitirá ni dejará que queden confundidos aquellos que han puesto en Él toda su confianza” (Diario 358). |
Santa Faustina, alcánzame la gracia de confianza del niño ante Dios que lo puede todo, es la Sabiduría misma y ama con un amor infinito.
Día II
La confianza como respuesta al conocimiento
del misterio de la Divina Misericordia
Jesús: | “Todo lo que existe está encerrado en las entrañas de mi misericordia más profundamente que un niño en el seno de la madre. Cuán dolorosamente me hiere la desconfianza en mi bondad. Los pecados de desconfianza son los que me hieren más penosamente” (Diario 1076). |
Sor Faustina: | “Sé que incluso a las almas elegidas y adelantadas en la vida religiosa o espiritual, les falta el ánimo para confiar totalmente en Dios. Y eso sucede porque pocas almas conocen la insondable misericordia de Dios, su gran bondad” (Diario 731). |
Santa Faustina, ayúdame a penetrar cada vez más profundamente en el misterio de la Divina Misericordia, dame a conocer la bondad de Dios para que le confíe cada vez más y no lo hiera con mi desconfianza.
Día III
La fe
Jesús: | “Lo que tú ves [en] realidad, las almas ven a través de la fe. Oh, qué agradable es para mí su gran fe. Para que yo pueda obrar en un alma, el alma debe tener fe” (Diario 1420). |
Sor Faustina: | “Ruego ardientemente al Señor que se digne reforzar mi fe para que en mi gris vida cotidiana no me guíe según las consideraciones humanas, sino según el espíritu. Oh, cómo todo atrae al hombre hacia la tierra, pero una fe viva mantiene el alma en una esfera más alta” (Diario 210). |
Santa Faustina, alcánzame una fe fuerte y viva para que conozca el amor misericordioso de Dios hacia las criaturas, porque cuanto más plena- mente lo conozca tanto más le confiaré.
Día IV
La esperanza
Jesús: | “Que los más grandes pecadores [pongan] su confianza en mi misericordia. Me deleitan las almas que recurren a mi misericordia. A estas almas les concedo gracias por encima de lo que piden” (Diario 1146). |
Sor Faustina: | “Aunque tuviera en mi conciencia los pecados del mundo entero y los pecados de las almas condenadas, a pesar de todo esto, no dudaría de la bondad de Dios, sino que me arrojaría sin pensar en el abismo de la Divina Misericordia que siempre está abierto para nosotros y con el corazón hecho polvo me arrojaría a sus pies abandonándome completamente a su santa voluntad que es la misericordia misma” (Diario 1553). |
Santa Faustina, alcánzame una esperanza inquebrantable para que en el camino hacia el cielo cuente siempre con el perdón y la ayuda de la gracia de Dios en cada situación y especialmente en los momentos difíciles.
Día V
El amor
Jesús: | “Yo soy el Amor y la Misericordia mismos; no existe miseria que pueda medirse con mi misericordia, ni la miseria la agota, ya que desde el momento en que se da [mi misericordia] aumenta (Diario 1273). El amor me ha traído [a la tierra] y el amor me detiene. Oh hija mía, si tú supieras qué gran mérito y recompensa tiene un solo acto de amor puro hacia mí, morirías de gozo. Lo digo para que te unas a mí constantemente a través del amor” (Diario 576). |
Sor Faustina: | “Amor, amor y una vez más amor de Dios, no hay nada más grande que él ni en el cielo ni en la tierra. La mayor grandeza es amar a Dios, la verdadera grandeza está en el amor de Dios, la verdadera sabiduría es amar a Dios. Todo lo que es grande y bello está en Dios; fuera de Dios no hay ni belleza ni grandeza” (Diario 990). |
Santa Faustina, alcánzame un amor ardiente hacia Dios para que lo ame por encima de todo y que ame todo por consideración a Él.
Día VI
La humildad
Jesús: | “No en los grandes palacios ni en las espléndidas instalaciones, sino en el corazón puro y humilde me complazco (Diario 532). Los torrentes de mi gracia inundan las almas humildes. Los soberbios permanecen siempre en pobreza y miseria, porque mi gracia se aleja de ellos dirigiéndose hacia los humildes” (Diario 1602). |
Sor Faustina: | “Oh, qué bella es un alma humilde. (…) A tal alma Dios no niega nada; tal alma es omnipotente, ella influye en el destino del mundo entero; a tal alma Dios la eleva hasta su trono y cuanto más ella se humilla tanto más Dios se inclina hacia ella, la persigue con sus gracias y la acompaña en cada momento con su omnipotencia. Tal alma está unida a Dios de modo más profundo” (Diario 1306). |
Santa Faustina, alcánzame la gracia de la humildad verdadera para que acoja la verdad sobre Dios, sobre el mundo y sobre mí mismo y con eso me haga confiado como el niño ante el Padre Celestial, reconociendo que dependo de Él como el Creador y Salvador.
Día VII
El arrepentimiento
Jesús: | “Soy santo, tres veces santo y siento aversión por el menor pecado. No puedo amar al alma manchada por un pecado, pero cuando se arrepiente, entonces mi generosidad para ella no conoce límites. Mi misericordia la abraza y justifica. Persigo a los pecadores con mi misericordia en todos sus caminos y mi Corazón se alegra cuando ellos vuelven a mí” (Diario 1728). |
Sor Faustina: | “Sufro muchísimo cuando me encuentro con la hipocresía. Ahora entiendo, Salvador mío, porque reprendías tan severamente a los fariseos por su hipocresía. A los pecadores empedernidos los tratabas con más benevolencia cuando volvían a ti arrepentidos” (Diario 1579). |
Santa Faustina, alcánzame la gracia del sincero arrepentimiento de cada pecado y hasta de la más pequeña infidelidad por ser la causa de la terrible pasión de Jesús. Que el dolor de mi corazón obtenga el perdón de todas las culpas y fortalezca mi confianza en la Divina Misericordia.
Día VIII
El cumplimiento de la voluntad de Dios
Jesús: | “Me das la mayor gloria a través de la paciente sumisión a mi voluntad, y te aseguras méritos tan grandes que no alcanzarías ni con ayunos ni con ningunas mortificaciones. Has de saber, hija mía, que si sometes tu voluntad a la mía, atraes sobre ti mi gran complacencia; este sacrificio me es agradable y lleno de dulzura, en él tengo complacencia, él es poderoso” (Diario 904). |
Sor Faustina: | “El Señor me ha dado la luz de un más profundo conocimiento de su voluntad y al mismo tiempo del total abandono a esta santa voluntad de Dios. Esta luz me ha fortalecido en una paz profunda, dándome a comprender que no debo tener miedo de nada menos el pecado. Cualquier cosa que Dios me envíe, la aceptaré con una total sumisión a su santa voluntad. Dondequiera que Él me ponga, trataré de cumplir fielmente su santa voluntad y todo lo que le agrade, aunque esta voluntad de Dios fuera para mi dura y pesada (Diario 1394), porque es para mi la misericordia misma (comparar Diario 1552). |
Santa Faustina, alcánzame la gracia de cumplir con fidelidad la voluntad de Dios, siempre y en todo lugar para que con esto exprese mi confianza en Dios.
Día IX
El recipiente de confianza
Jesús: | “Las gracias de mi misericordia se toman con un solo recipiente y éste es la confianza. Cuanto más confíe un alma, tanto más recibirá. Las almas que confían sin límites son mi gran consuelo porque en tales almas vierto todos los tesoros de mis gracias” (Diario 1578). |
Sor Faustina: | “Oh Señor, Amor mío, te doy gracias por el día de hoy, por haberme permitido recoger el tesoro de tus gracias del manantial de tu misericordia insondable. Oh Jesús, no solamente en el día de hoy, sino en cada momento saco de tu insondable misericordia todo lo que el alma y el cuerpo puedan desear” (Diario 1178). |
Santa Faustina, ayúdame a alcanzar un gran recipiente de confianza, para que con él recoja gracias no sólo para mí, sino también para la santa Iglesia, nuestra patria, el mundo entero y especialmente para las almas que desconfiaron de la Divina Misericordia.
IV.
NOVENA
para alcanzar por medio de
LA SANTA SOR FAUSTINA
la gracia de transformarse en misericordia
Día I
Jesús: | “Cada alma debe reflejar en sí mi misericordia” (Diario 1148). “Sé siempre misericordiosa como yo soy misericordioso. Ama a todos por amor a mí, también a tus más grandes enemigos, para que mi misericordia pueda reflejarse plenamente en tu corazón” (Diario 1693). |
Señor Misericordioso, con las palabras de Santa Faustina y junto con ella te pido que transformes mi vida en misericordia. “Deseo transformarme toda en tu misericordia y ser un vivo reflejo de ti, oh Señor. Que este más grande atributo de Dios, es decir su insondable misericordia, pase a través de mi corazón al prójimo. Ayúdame, oh Señor, a que mis ojos sean misericordiosos, para que yo jamás recele o juzgue según las apariencias, sino que busque lo bello en el alma de mi prójimo y acuda a ayudarla. Ayúdame, oh Señor, a que mis oídos sean misericordiosos para que tome en cuenta las necesidades de mi prójimo y no sea indiferente a sus penas y gemidos. Ayúdame, oh Señor, a que mi lengua sea misericordiosa para que jamás hable negativamente de mis prójimos sino que tenga una palabra de consuelo y perdón para todos. Ayúdame, oh Señor, a que mis manos sean misericordiosas y llenas de buenas obras para que sepa hacer sólo el bien a mi prójimo y cargue sobre mí las tareas más difíciles y más penosas. Ayúdame, oh Señor, a que mis pies sean misericordiosos para que siempre me apresure a socorrer a mi prójimo, dominando mi propia fatiga y mi cansancio. Mi reposo verdadero está en el servicio a mi prójimo. Ayúdame, oh Señor, a que mi corazón sea misericordioso para que yo sienta todos los sufrimientos de mi prójimo. A nadie le rehusaré mi corazón. Seré sincera incluso con aquellos de los cuales sé que abusarán de mi bondad. Y yo misma me encerraré en el misericordiosísimo Corazón de Jesús. Soportaré mis propios sufrimientos en silencio. Que tu misericordia, oh Señor, repose dentro de mí. Oh Jesús mío, transfórmame en ti, porque Tú puedes hacer todo” (Diario 163).
Día II
Jesús: | “Exijo de ti obras de misericordia que deben surgir del amor hacia mí. Debes mostrar misericordia al prójimo siempre y en todas partes. No puedes dejar de hacerlo ni excusarte ni justificarte” (Diario 742). |
Señor Misericordioso, con las palabras de Santa Faustina y junto con ella te pido que transformes mi vida en misericordia. “Deseo transformarme toda en tu misericordia y ser un vivo reflejo de ti, oh Señor. Que este más grande atributo de Dios, es decir su insondable misericordia, pase a través de mi corazón al prójimo. Ayúdame, oh Señor, a que mis ojos sean misericordiosos, para que yo jamás recele o juzgue según las apariencias, sino que busque lo bello en el alma de mi prójimo y acuda a ayudarla. Ayúdame, oh Señor, a que mis oídos sean misericordiosos para que tome en cuenta las necesidades de mi prójimo y no sea indiferente a sus penas y gemidos. Ayúdame, oh Señor, a que mi lengua sea misericordiosa para que jamás hable negativamente de mis prójimos sino que tenga una palabra de consuelo y perdón para todos. Ayúdame, oh Señor, a que mis manos sean misericordiosas y llenas de buenas obras para que sepa hacer sólo el bien a mi prójimo y cargue sobre mí las tareas más difíciles y más penosas. Ayúdame, oh Señor, a que mis pies sean misericordiosos para que siempre me apresure a socorrer a mi prójimo, dominando mi propia fatiga y mi cansancio. Mi reposo verdadero está en el servicio a mi prójimo. Ayúdame, oh Señor, a que mi corazón sea misericordioso para que yo sienta todos los sufrimientos de mi prójimo. A nadie le rehusaré mi corazón. Seré sincera incluso con aquellos de los cuales sé que abusarán de mi bondad. Y yo misma me encerraré en el misericordiosísimo Corazón de Jesús. Soportaré mis propios sufrimientos en silencio. Que tu misericordia, oh Señor, repose dentro de mí. Oh Jesús mío, transfórmame en ti, porque Tú puedes hacer todo” (Diario 163).
Día III
Jesús: | “Te doy tres formas de ejercer misericordia al prójimo: la primera – la acción, la segunda – la palabra, la tercera – la oración. En estas tres formas está contenida la plenitud de la misericordia y es el testimonio irrefutable del amor hacia mí. (…) La fe sin obras, por fuerte que sea, es inútil” (Diario 742). |
Señor Misericordioso, con las palabras de Santa Faustina y junto con ella te pido que transformes mi vida en misericordia. “Deseo transformarme toda en tu misericordia y ser un vivo reflejo de ti, oh Señor. Que este más grande atributo de Dios, es decir su insondable misericordia, pase a través de mi corazón al prójimo. Ayúdame, oh Señor, a que mis ojos sean misericordiosos, para que yo jamás recele o juzgue según las apariencias, sino que busque lo bello en el alma de mi prójimo y acuda a ayudarla. Ayúdame, oh Señor, a que mis oídos sean misericordiosos para que tome en cuenta las necesidades de mi prójimo y no sea indiferente a sus penas y gemidos. Ayúdame, oh Señor, a que mi lengua sea misericordiosa para que jamás hable negativamente de mis prójimos sino que tenga una palabra de consuelo y perdón para todos. Ayúdame, oh Señor, a que mis manos sean misericordiosas y llenas de buenas obras para que sepa hacer sólo el bien a mi prójimo y cargue sobre mí las tareas más difíciles y más penosas. Ayúdame, oh Señor, a que mis pies sean misericordiosos para que siempre me apresure a socorrer a mi prójimo, dominando mi propia fatiga y mi cansancio. Mi reposo verdadero está en el servicio a mi prójimo. Ayúdame, oh Señor, a que mi corazón sea misericordioso para que yo sienta todos los sufrimientos de mi prójimo. A nadie le rehusaré mi corazón. Seré sincera incluso con aquellos de los cuales sé que abusarán de mi bondad. Y yo misma me encerraré en el misericordiosísimo Corazón de Jesús. Soportaré mis propios sufrimientos en silencio. Que tu misericordia, oh Señor, repose dentro de mí. Oh Jesús mío, transfórmame en ti, porque Tú puedes hacer todo” (Diario 163).
Día IV
Jesús: | “Observa mi Corazón misericordioso y reproduce su compasión en tu corazón y en tus acciones, de modo que tú misma, que proclamas al mundo mi misericordia, seas inflamada por ella“ (Diario 1688). |
Señor Misericordioso, con las palabras de Santa Faustina y junto con ella te pido que transformes mi vida en misericordia. “Deseo transformarme toda en tu misericordia y ser un vivo reflejo de ti, oh Señor. Que este más grande atributo de Dios, es decir su insondable misericordia, pase a través de mi corazón al prójimo. Ayúdame, oh Señor, a que mis ojos sean misericordiosos, para que yo jamás recele o juzgue según las apariencias, sino que busque lo bello en el alma de mi prójimo y acuda a ayudarla. Ayúdame, oh Señor, a que mis oídos sean misericordiosos para que tome en cuenta las necesidades de mi prójimo y no sea indiferente a sus penas y gemidos. Ayúdame, oh Señor, a que mi lengua sea misericordiosa para que jamás hable negativamente de mis prójimos sino que tenga una palabra de consuelo y perdón para todos. Ayúdame, oh Señor, a que mis manos sean misericordiosas y llenas de buenas obras para que sepa hacer sólo el bien a mi prójimo y cargue sobre mí las tareas más difíciles y más penosas. Ayúdame, oh Señor, a que mis pies sean misericordiosos para que siempre me apresure a socorrer a mi prójimo, dominando mi propia fatiga y mi cansancio. Mi reposo verdadero está en el servicio a mi prójimo. Ayúdame, oh Señor, a que mi corazón sea misericordioso para que yo sienta todos los sufrimientos de mi prójimo. A nadie le rehusaré mi corazón. Seré sincera incluso con aquellos de los cuales sé que abusarán de mi bondad. Y yo misma me encerraré en el misericordiosísimo Corazón de Jesús. Soportaré mis propios sufrimientos en silencio. Que tu misericordia, oh Señor, repose dentro de mí. Oh Jesús mío, transfórmame en ti, porque Tú puedes hacer todo” (Diario 163).
Día V
Jesús: | “Has de saber que cualquier cosa buena que hagas a cualquier alma, la acojo como si la hubieras hecho a mí mismo” (Diario 1768). |
Señor Misericordioso, con las palabras de Santa Faustina y junto con ella te pido que transformes mi vida en misericordia. “Deseo transformarme toda en tu misericordia y ser un vivo reflejo de ti, oh Señor. Que este más grande atributo de Dios, es decir su insondable misericordia, pase a través de mi corazón al prójimo. Ayúdame, oh Señor, a que mis ojos sean misericordiosos, para que yo jamás recele o juzgue según las apariencias, sino que busque lo bello en el alma de mi prójimo y acuda a ayudarla. Ayúdame, oh Señor, a que mis oídos sean misericordiosos para que tome en cuenta las necesidades de mi prójimo y no sea indiferente a sus penas y gemidos. Ayúdame, oh Señor, a que mi lengua sea misericordiosa para que jamás hable negativamente de mis prójimos sino que tenga una palabra de consuelo y perdón para todos. Ayúdame, oh Señor, a que mis manos sean misericordiosas y llenas de buenas obras para que sepa hacer sólo el bien a mi prójimo y cargue sobre mí las tareas más difíciles y más penosas. Ayúdame, oh Señor, a que mis pies sean misericordiosos para que siempre me apresure a socorrer a mi prójimo, dominando mi propia fatiga y mi cansancio. Mi reposo verdadero está en el servicio a mi prójimo. Ayúdame, oh Señor, a que mi corazón sea misericordioso para que yo sienta todos los sufrimientos de mi prójimo. A nadie le rehusaré mi corazón. Seré sincera incluso con aquellos de los cuales sé que abusarán de mi bondad. Y yo misma me encerraré en el misericordiosísimo Corazón de Jesús. Soportaré mis propios sufrimientos en silencio. Que tu misericordia, oh Señor, repose dentro de mí. Oh Jesús mío, transfórmame en ti, porque Tú puedes hacer todo” (Diario 163).
Día VI
Jesús: | “Escríbelo para muchas almas que a veces se afligen por no tener bienes materiales, para practicar con ellos la misericordia. Sin embargo, el mérito mucho más grande lo tiene la misericordia espiritual que no necesita ni autorización ni granero siendo accesible a cualquier alma” (Diario 1317). |
Señor Misericordioso, con las palabras de Santa Faustina y junto con ella te pido que transformes mi vida en misericordia. “Deseo transformarme toda en tu misericordia y ser un vivo reflejo de ti, oh Señor. Que este más grande atributo de Dios, es decir su insondable misericordia, pase a través de mi corazón al prójimo. Ayúdame, oh Señor, a que mis ojos sean misericordiosos, para que yo jamás recele o juzgue según las apariencias, sino que busque lo bello en el alma de mi prójimo y acuda a ayudarla. Ayúdame, oh Señor, a que mis oídos sean misericordiosos para que tome en cuenta las necesidades de mi prójimo y no sea indiferente a sus penas y gemidos. Ayúdame, oh Señor, a que mi lengua sea misericordiosa para que jamás hable negativamente de mis prójimos sino que tenga una palabra de consuelo y perdón para todos. Ayúdame, oh Señor, a que mis manos sean misericordiosas y llenas de buenas obras para que sepa hacer sólo el bien a mi prójimo y cargue sobre mí las tareas más difíciles y más penosas. Ayúdame, oh Señor, a que mis pies sean misericordiosos para que siempre me apresure a socorrer a mi prójimo, dominando mi propia fatiga y mi cansancio. Mi reposo verdadero está en el servicio a mi prójimo. Ayúdame, oh Señor, a que mi corazón sea misericordioso para que yo sienta todos los sufrimientos de mi prójimo. A nadie le rehusaré mi corazón. Seré sincera incluso con aquellos de los cuales sé que abusarán de mi bondad. Y yo misma me encerraré en el misericordiosísimo Corazón de Jesús. Soportaré mis propios sufrimientos en silencio. Que tu misericordia, oh Señor, repose dentro de mí. Oh Jesús mío, transfórmame en ti, porque Tú puedes hacer todo” (Diario 163).
Día VII
Jesús: | “Necesito sacrificios hechos por amor, porque sólo éstos tienen valor para mí. Es grande la deuda del mundo contraída conmigo, la pueden pagar las almas puras con sus sacrificios, practicando la misericordia espiritualmente” (Diario 1316). |
Señor Misericordioso, con las palabras de Santa Faustina y junto con ella te pido que transformes mi vida en misericordia. “Deseo transformarme toda en tu misericordia y ser un vivo reflejo de ti, oh Señor. Que este más grande atributo de Dios, es decir su insondable misericordia, pase a través de mi corazón al prójimo. Ayúdame, oh Señor, a que mis ojos sean misericordiosos, para que yo jamás recele o juzgue según las apariencias, sino que busque lo bello en el alma de mi prójimo y acuda a ayudarla. Ayúdame, oh Señor, a que mis oídos sean misericordiosos para que tome en cuenta las necesidades de mi prójimo y no sea indiferente a sus penas y gemidos. Ayúdame, oh Señor, a que mi lengua sea misericordiosa para que jamás hable negativamente de mis prójimos sino que tenga una palabra de consuelo y perdón para todos. Ayúdame, oh Señor, a que mis manos sean misericordiosas y llenas de buenas obras para que sepa hacer sólo el bien a mi prójimo y cargue sobre mí las tareas más difíciles y más penosas. Ayúdame, oh Señor, a que mis pies sean misericordiosos para que siempre me apresure a socorrer a mi prójimo, dominando mi propia fatiga y mi cansancio. Mi reposo verdadero está en el servicio a mi prójimo. Ayúdame, oh Señor, a que mi corazón sea misericordioso para que yo sienta todos los sufrimientos de mi prójimo. A nadie le rehusaré mi corazón. Seré sincera incluso con aquellos de los cuales sé que abusarán de mi bondad. Y yo misma me encerraré en el misericordiosísimo Corazón de Jesús. Soportaré mis propios sufrimientos en silencio. Que tu misericordia, oh Señor, repose dentro de mí. Oh Jesús mío, transfórmame en ti, porque Tú puedes hacer todo” (Diario 163).
Día VIII
Jesús: | “Deseo que tu corazón sea la sede de mi misericordia. Deseo que esta misericordia se derrame sobre el mundo entero a través de tu corazón. Cualquiera que se acerque a ti, no puede retirarse sin confiar en esta misericordia mía que tanto deseo para las almas” (Diario 1777). |
Señor Misericordioso, con las palabras de Santa Faustina y junto con ella te pido que transformes mi vida en misericordia. “Deseo transformarme toda en tu misericordia y ser un vivo reflejo de ti, oh Señor. Que este más grande atributo de Dios, es decir su insondable misericordia, pase a través de mi corazón al prójimo. Ayúdame, oh Señor, a que mis ojos sean misericordiosos, para que yo jamás recele o juzgue según las apariencias, sino que busque lo bello en el alma de mi prójimo y acuda a ayudarla. Ayúdame, oh Señor, a que mis oídos sean misericordiosos para que tome en cuenta las necesidades de mi prójimo y no sea indiferente a sus penas y gemidos. Ayúdame, oh Señor, a que mi lengua sea misericordiosa para que jamás hable negativamente de mis prójimos sino que tenga una palabra de consuelo y perdón para todos. Ayúdame, oh Señor, a que mis manos sean misericordiosas y llenas de buenas obras para que sepa hacer sólo el bien a mi prójimo y cargue sobre mí las tareas más difíciles y más penosas. Ayúdame, oh Señor, a que mis pies sean misericordiosos para que siempre me apresure a socorrer a mi prójimo, dominando mi propia fatiga y mi cansancio. Mi reposo verdadero está en el servicio a mi prójimo. Ayúdame, oh Señor, a que mi corazón sea misericordioso para que yo sienta todos los sufrimientos de mi prójimo. A nadie le rehusaré mi corazón. Seré sincera incluso con aquellos de los cuales sé que abusarán de mi bondad. Y yo misma me encerraré en el misericordiosísimo Corazón de Jesús. Soportaré mis propios sufrimientos en silencio. Que tu misericordia, oh Señor, repose dentro de mí. Oh Jesús mío, transfórmame en ti, porque Tú puedes hacer todo” (Diario 163).
Día IX
Jesús: | “Si el alma no practica la misericordia de alguna manera no conseguirá mi misericordia en el día del juicio. Oh, si las almas supieran acumular los tesoros eternos, no serían juzgadas, porque su misericordia anticiparía mi juicio” (Diario 1317). |
Señor Misericordioso, con las palabras de Santa Faustina y junto con ella te pido que transformes mi vida en misericordia. “Deseo transformarme toda en tu misericordia y ser un vivo reflejo de ti, oh Señor. Que este más grande atributo de Dios, es decir su insondable misericordia, pase a través de mi corazón al prójimo. Ayúdame, oh Señor, a que mis ojos sean misericordiosos, para que yo jamás recele o juzgue según las apariencias, sino que busque lo bello en el alma de mi prójimo y acuda a ayudarla. Ayúdame, oh Señor, a que mis oídos sean misericordiosos para que tome en cuenta las necesidades de mi prójimo y no sea indiferente a sus penas y gemidos. Ayúdame, oh Señor, a que mi lengua sea misericordiosa para que jamás hable negativamente de mis prójimos sino que tenga una palabra de consuelo y perdón para todos. Ayúdame, oh Señor, a que mis manos sean misericordiosas y llenas de buenas obras para que sepa hacer sólo el bien a mi prójimo y cargue sobre mí las tareas más difíciles y más penosas. Ayúdame, oh Señor, a que mis pies sean misericordiosos para que siempre me apresure a socorrer a mi prójimo, dominando mi propia fatiga y mi cansancio. Mi reposo verdadero está en el servicio a mi prójimo. Ayúdame, oh Señor, a que mi corazón sea misericordioso para que yo sienta todos los sufrimientos de mi prójimo. A nadie le rehusaré mi corazón. Seré sincera incluso con aquellos de los cuales sé que abusarán de mi bondad. Y yo misma me encerraré en el misericordiosísimo Corazón de Jesús. Soportaré mis propios sufrimientos en silencio. Que tu misericordia, oh Señor, repose dentro de mí. Oh Jesús mío, transfórmame en ti, porque Tú puedes hacer todo” (Diario 163).
Imprimatur
† Kazimierz Nycz, Obispo
Cracovia, 26 de marzo de 2004