En la cuarta semana de Adviento, Santa Sor Faustina nos llevará a lo más profundo del alma, que también se convirtió en la cuna de Jesús en nosotros. El vino al mundo para nacer en cada corazón humano y hacerlo feliz. Santa Faustina escribía- “No busco la felicidad fuera de mi interior donde mora Dios. Gozo de Dios en mi interior, aquí vivo continuamente con Él, aquí existe mi relación más intima con Él, aquí vivo con Él segura, aquí no llega la mirada humana. La Santísima Virgen me anima a relacionarme así con Él.”(Diario 454). Asegurémonos de que los últimos días de Adviento serán el tiempo del nuevo nacimiento de Jesús no solo en nuestros corazones a través del sacramento de la reconciliación, sino que nos esforcemos por encontrarle a Jesús un lugar en «muchas almas humanas» a través de nuestra oración y sacrificio.