El día 1 de agosto cae el 99. aniversario del ingreso de Helena Kowalska, conocida en todo el mundo bajo su nombre conventual de santa Sor Faustina, en la Congregación de Hermanas de la Madre de Dios de la Misericordia. A pesar del orden escuchado de Jesús que le indicó claramente que fuera a Varsovia con el fin de entrar en el convento y empezar la vida monástica, realizar su vocación no le fue nada fácil. Según podemos leer en su “Diario” llamó a la puerta de varios conventos y no la aceptó ninguno. No recibió el consentimiento para entrar en el convento hasta llegar a la calle Żytnia en Varsovia, aunque tuvo que trabajar durante un año como asistenta para ganar el importe requerido para entrar. Finalmente el día 1 de agosto de 1925 entró por primera vez en la clausura; lo describe en el “Diario” con las siguientes palabras: Me sentía sumamente feliz, me pareció que entré en la vida del paraíso. De mi corazón brotó una sola oración, la de acción de gracias (“Diario” 17). En los varios conventos de la Congregación pasó 13 años cumpliendo unas tareas muy simples y al mismo tiempo tuvo una vida espiritual muy profunda. Jesús le confió una misión de profeta que consistía en recordar al mundo la verdad bíblica sobre el amor misericordioso de Dios hacia cada persona y llamar a los fieles a su predicación con la vida, los actos, las palabras y la oración.