La confianza. Esta falta de confianza en Mi bondad es lo que más Me hiere. Si Mi muerte no las ha convencido de Mi amor, ¿qué es lo que las convencerá? (Diario, 580) – se quejó Jesús a santa Faustina. Su vida, su enseñanza, sus milagros revelaron al mundo más plenamente la bondad y el amor misericordioso de Dios. A pesar de ello nos resulta tan difícil confiar en Dios, es tan profunda la herida de la desconfianza después del pecado original y nuestros propios pecados. Sor Faustina nos abre la puerta al cielo y nos deja conocer más profundamente el amor misericordioso de Dios, relevada más plenamente en calvario del Jesús y su muerte en la cruz. Este conocimiento genera y desarolla en nosotros una actitud de confianza que se expresa en el cumplimiento de la voluntad de Dios contenida en los mandamientos, en la palabra de Dios, en obligaciones del estado o en inspiraciones reconocidas del Espíritu Santo. La voluntad de Dios- como decía santa Faustina- es para nosotros la misericordia, y de allí que la cumplimentaba fielmente y rezaba: Me llevarás en la juventud, bendito seas; me harás alcanzar edad avanzada, bendito seas; me darás salud y fuerzas, bendito seas; me clavarás en un lecho de dolor quizá por toda la vida, bendito seas; me darás solamente desilusiones y fracasos durante la vida, bendito seas; permitirás ue mis más puras intenciones sean condenadas, bendito seas; darás luz a mi mente, bendito seas; me dejarás en la oscuridad y en toda clase de angustias, bendito seas. Desde este momento vivo en la más profunda serenidad, porque el Señor Mismo me lleva en Sus brazos. Él, el Señor de la misericordia insondable, sabe que lo deseo solamente a Él en todo, siempre y en todo lugar (Diario, 1264).
El cumplimiento de la voluntad de Dios no sólo muestra la confianza en Dios sino también nos libera del miedo, de la vanidad y del egoismo, nos trae paz en el corazón y la alegría, nos deja vivir cada vez más plenamente en la libertad de los hijos de Dios y participar en la vida y la misión de Jesús. Es el camino más corto para unirse con Dios.