De entre todas las formas de culto de la Divina Misericordia transmitidas por Sor Faustina, la Hora de la Misericordia fue la que se descubrió y divulgó más tarde, puesto que las primeras publicaciones que aparecieron propagando dicha devoción solían difundir, sobre todo: la Coronilla a la Divina Misericordia, la Novena y las Letanías. Para que surgieran a la superficie todas las oraciones que reveló el Señor a través de Sor Faustina, hizo falta esperar un cierto tiempo: esto no se produjo hasta que se llevó a cabo un análisis teológico de los escritos de santa Faustina, especialmente del «Diario», estudio que realizó el Padre Prof. I Różycki como una labor necesaria para el proceso de beatificación, que es cuando dichas oraciones, y las promesas que Jesús había vinculado a ellas para todos aquellos que las rezaran, se conocieron. Entre estas formas privilegiadas de culto, junto a la imagen de Jesús Misericordioso, la fiesta de la Misericordia, el rezo de la Coronilla a la Divina Misericordia, la propagación de la devoción a la Divina Misericordia, se halla también la Hora de la Misericordia. Desde la publicación de la obra del Padre Prof. Różycki sobre la devoción a la Divina Misericordia se constató un rápido desarrollo de esta nueva forma de culto, ya que su práctica no requiere circunstancia especial alguna (como por ejemplo, la necesidad de ir a una iglesia); basta con unirse a Jesús (a las 3 de la tarde) en el momento de la agonía de Jesús en la cruz, estemos donde estemos, y que procuremos, en este momento, meditar su Pasión, y que al rezar en estos momentos, en nuestras súplicas nos refiramos al valor y a los méritos de su Pasión.
La oración de las tres de la tarde ya se practicaba en la Congregación de las Hermanas de la Madre de Dios de la Misericordia desde el principio. A las tres – podemos encontrar en unas notas de un antiguo libro de oraciones polaco que usaba la Congregación – debe sonar la campana anunciando la hora de la muerte de Jesucristo, Nuestro Señor. Todas las hermanas deberán ponerse de rodillas, besar el suelo y dirán: «Que Dios sea el amor supremo…», etc., y a continuación, tres «Ave Marías» en memoria de las tres horas que duró la agonía de Jesús, momentos en que la Virgen María se mantuvo fielmente a los pies de la cruz. A continuación, rezarán una jaculatoria al Sagrado Corazón de Jesús… pidiendo el don de poderse ofrecer completamente en sacrificio, en un espíritu de obediencia y de amor de Dios. Así pues, esta forma de oración a las tres de la tarde se practicaba libremente, en el período de entreguerras del siglo XX; por lo tanto, así fue también en vida de santa Faustina, pero como ya se ha dicho, se trataba de una oración que se rezaba o no, a voluntad de cada hermana.
Fue justamente en este contexto histórico, cuando Jesús le propuso a santa Faustina una nueva forma para la práctica de la oración en el momento de su agonía en la cruz, que Él mismo llamó como «la hora de gran misericordia para el mundo entero» (Diario 1320). Se trata pues de un tiempo privilegiado en la devoción de la Divina Misericordia, puesto que a la oración en esta hora, si cumple unas condiciones determinadas, Jesús vinculó la promesa de todas las gracias y bendiciones temporales que sean conformes a la voluntad de Dios (Cf. Diario 1320, 1572).
No sólo santa Faustina acogió bien esta nueva oración en la hora de la Misericordia, también lo hizo la Congregación a la que ella pertenecía, que la incluyó entre las oraciones obligatorias de la comunidad. En las capillas de la Congregación, la oración de la Hora de la Misericordia empieza con la jaculatoria: Oh Sangre y Agua… Este acto es seguido por la meditación sobre algún aspecto de la Pasión de Cristo, expresada como una oración dirigida directamente al Señor Jesús, junto con una oración de intercesión por las intenciones generales de la Iglesia y del mundo, así como por las intenciones específicas que los fieles encomiendan a las hermanas para que las presenten al Señor durante su oración. Después de la oración en la hora de la Misericordia se reza la Coronilla a la Divina Misericordia, y una oración de acción de gracias por todas las gracias recibidas. Este servicio desde el Santuario de la Divina Misericordia en Cracovia-Łagiewniki es retransmitido diariamente por varias cadenas de televisión polacas e internacionales, una docena de emisoras de radio y canales de Internet. Los textos de las oraciones de la Hora de la Misericordia han sido publicados en dos volúmenes por la Editorial «Misericordia», y se publican regularmente en la revista trimestral «El Mensaje de la Misericordia».
En muchos países se ha divulgado de diferentes maneras esta forma de culto de la Divina Misericordia. En algunas parroquias se practica cada día esta oración en la hora de la Misericordia; en otras iglesias, por ejemplo, suenan las campanas cada día a las tres de la tarde, recordando y exhortando a la gente para que rece esta oración en el lugar donde se encuentre. En Filipinas, en las pantallas de televisión aparece la imagen de Jesús Misericordioso, y los relojes que usa la gente anuncian mediante una señal acústica las tres de la tarde. Con este fin, se utilizan cada vez más medios como el internet y los teléfonos móviles, para que mediante una señal acústica se indique las tres de la tarde, y nos recuerde la agonía de Jesús y este tiempo de la misericordia que el Señor nos ha dado todos los días, en cualquier lugar, estemos donde estemos.
Hna. M. Elżbieta Siepak ISMM
Traducción del polaco: Xavier Bordas Cornet
_________________________
Véase también:
Misericordia » Adoración de la Misericordia Divina » Hora de la Misericordia
Misericordia/La historia de la devoción a la Misericordia Divina