La ruta de la vida de santa Faustina abarca aquellos lugares, los más relevantes, donde la apóstol de la Divina Misericordia residió a lo largo de su vida. Numerosos peregrinos los visitan, para poder tocar con sus propias manos estos sitios tan marcados por su presencia y poder vivir así un encuentro personal con la santa, con su vivencia de Dios y aprender del ejemplo de su vida.
Mapa
El sendero de la vida – menu:
1 Głogowiec – Świnice
2 Aleksandrów Łódzki
3 Łódź
4 Ostrówek municipio de Klembów
5 Warszawa
6 Skolimów
7 Kraków
8 Kiekrz
9 Płock – Biała
10 Częstochowa
11 Vilna
12 Walendów – Derdy
13 Rabka
1. GŁOGOWIEC – ŚWINICE
Głogowiec
En los límites de la llamada Polonia Mayor y Mazovia, cerca de Łęczyca, y más concretamente en la parroquia de Świnice Warckie, se halla el pueblo de Glogowiec. Fue aquí donde Mariana y Estanislao Kowalski compraron un terreno a la familia Olejniczak, para poder construir, en el año 1900, una casa hecha de un tipo de piedra característico de esta región; se trataba de una modesta casa de una sola planta y junto a ella los establos y otras dependencias de la granja. En la casa sólo había una habitación, el recibidor y cocina, la cual en invierno servía también como taller de carpintería del padre de familia. En esta pequeña casa, un tanto estrecha, nacieron los diez hijos del matrimonio, entre ellos la profeta de nuestros tiempos, que debía transmitir al mundo el mensaje de la misericordia.
La familia Kowalski se mantenía gracias a una pequeña granja y al trabajo del padre de familia que trabajaba como carpintero y albañil. Aunque vivían con mucha austeridad, y para muchas cosas el dinero no bastaba, sin embargo para todo lo que era necesario para la vida espiritual no faltaban los medios: en el lugar principal de la habitación había un altar con un crucifijo y pequeñas figuras del Sagrado Corazón de Jesús y de la Virgen María hechas de cerámica; en las paredes había también cuadros con imágenes religiosas y estanterías con una pequeña biblioteca de libros religiosos. Se puede afirmar pues que Dios ocupaba el primer lugar en la casa, lo que podía verse no sólo por la decoración interior de la casa, sino sobre todo por la vida de oración diaria que llevaba la familia entera, lo cual se manifestaba por la oración misma, el trabajo y el testimonio de vida que daban los padres. Helena Kowalska fue creciendo en este ambiente familiar, donde no sólo adquiría la capacidad de trabajo, sino también, y quizá sobre todo, la fe, el amor a Dios y a los demás.
Hoy en día, la casa familiar de santa Faustina pertenece a la parroquia. Los interiores de la casa se han convertido en un museo, en el que se exponen objetos y elementos que nos trasladan a la época y a la vida familiar de los Kowalski. Los otros edificios de la granja se han adaptado para satisfacer las necesidades de los peregrinos que la visitan.
Świnice Warckie
Entre Głogowiec y la iglesia parroquial de Swinice Warckie hay aproximadamente una distancia de dos kilómetros. Se trata de una antigua parroquia, con más de 700 años de historia. El fundador de la primera iglesia y del pueblo entero fue el Arzobispo de Gniezno, Jakub Świnka, una de las figuras más eminentes de la Edad Media. En el período de las particiones territoriales se hizo famoso como un gran defensor del sentimiento nacional de los polacos; pedía al clero que hicieran sus sermones y rezaran con los fieles las oraciones en su lengua materna.
La primera mención de la localidad de Swinice aparece en 1301. El pueblo, situado cerca de algunas rutas comerciales, tuvo que haberse desarrollado muy rápidamente puesto que ya a partir del año 1458 se convirtió en ciudad, que como escudo propio utilizaba el escudo episcopal del Arzobispo de Gniezno, Jakub Świnka, el cual era conocido en muchos países europeos. El escudo muestra la mano de una niña amenazada por un jabalí, pues la leyenda indica que la niña era una sármata que vivía en Roma, y que por causa de su fe cristiana fue condenada a ser devorada por las fieras, pero ella logró destrozar la boca del animal, y salvar así su vida. Aparte de esta mención particular de Świnice, por lo demás solía aparecer siempre como un pueblo. En el siglo XIX, al nombre se le añadió una segunda parte: Warckie, debido a la proximidad del río Warta y cambio que también se debió a su pertenencia al distrito de Warckie. El pueblo, hasta comienzos del siglo XVI perteneció a los arzobispos de Gniezno; luego, más tarde pasó a pertenecer a varias familias nobles, entre otras alos Byszewscy, Umińscy, Świnicy y Zaręby.
Se supone que la primera iglesia de san Nicolás, de madera, fue probablemente construida en el año 1300, fundada por el Arzobispo de Gniezno, Jakub Świnka. En 1592 este templo fue sustituido por otro nuevo, también de madera, y en el año 1828 fue construida una tercera iglesia, que a los pocos días de haber sido acabada se quemó junto con la casa parroquial con el presbiterio, el campanario, un refugio para ancianos y los edificios adyacentes, debido a un terrible. Desde aquel momento, y por un período de 30 años, la parroquia de Świnice quedó conectada a la parroquia vecina, quedan- do en aquel lugar sólo una pequeña capilla.
La actual iglesia bajo la advocación de san Casimiro el Príncipe, fundada por el anterior propietario de Świnice en Kazimierz Karwowski y por los feligreses, data de 1859. En el presbiterio y en el interior de la iglesia, compuesto por una sola nave, se encuentran tres altares barrocos. En el altar mayor está la imagen de Jesús Misericordioso (donado por la asociación «Faustinum»), donde anteriormente se encontraba allí la imagen de Nuestra Señora de Czestochowa que luego fue trasladada al altar lateral izquierdo. En el altar lateral derecho hay una imagen de santa Sor Faustina, y la imagen de san Casimiro, patrono principal de la parroquia, se colocó en la parte superior de dicho altar, en el cual se encuentra también un hermoso relicario de santa Faustina y la pila bautismal, en la que fue bautizada.
En esta iglesia, pues, rezaba Helena Kowalska, donde también solía participar en la Eucaristía, en la adoración ante el Santísimo Sacramento expuesto, y donde recurría a la confesión. Hasta el día de hoy se conserva el confesionario, como un mudo testigo de sus encuentros con Dios durante su infancia en este sacramento de la misericordia. Cuando tenía 7 años experimentó en esta iglesia por primera vez, y de una manera tangible, el amor misericordioso de Dios durante las Vísperas, hecho que años más tarde lo entendería como una llamada de Dios para estar a su servicio. Cuando ya siendo religiosa visitó una vez a su madre gravemente enferma, vino también a este templo, y escribió en su Diario: ¡Cuánto pude rezar en esta iglesia! Recordé todas las gracias que en este lugar había recibido y que en aquel tiempo no comprendía y a menudo abusaba de ellas; y me sorprendí yo misma de cómo había podido ser tan ciega. Mientras reflexionaba y lamentaba mi ceguera, de repente vi al Señor Jesús resplandeciente de una belleza inexpresable que me dijo con benevolencia: Oh elegida Mía, te colmaré con gracias aun mayores para que seas testigo de Mi infinita misericordia por toda la eternidad (Diario 400).
Después de la beatificación y canonización de santa Faustina, aumentó notablemente el interés de la gente por su lugar de procedencia, es decir, donde había vivido con su familia desde la más tierna infancia. El 25 de septiembre de 2002, el obispo ordinario de Włocławek, monseñor Bronislaw Dembowski, elevó la iglesia parroquial al rango de Santuario Diocesano del Santo Bautismo y del Nacimiento de santa Sor Faustina. En 2005, se inició la expansión de la iglesia, cerca de la cual la Congregación de las Hermanas de la Madre de Dios de la Misericordia encargaron la construcción de un convento de carácter contemplativo, para que en él se cumplieran los deseos de la santa de proclamar al mundo entero el mensaje del amor misericordioso de Dios a través de la oración y el sacrificio.
Hna. M. Elżbieta Siepak ISMM
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„Orędzie Miłosierdzia” (Mensaje de la Misericordia), nr 61 (2007), pág. 10-11
2. ALEKSANDRÓW ŁÓDZKI
Los alrededores de la ciudad tienen una historia bastante larga e interesante, que se remonta incluso a los tiempos de la prehistoria (alrededor del año 6000 aC), según descubrimientos hechos por los arqueólogos. Aquí nos vamos a centrar en la creación de la ciudad y en su historia a principios del siglo XX, puesto que fue cuando vivió allí Helena Kowalska. El fundador de la ciudad fue Rafael Bratoszewski, polaco de linaje noble con escudo familiar propio Sulima, que hacia el año 1798 compró tierras en Brużycy Wielka cerca de Zgierz. En aquellos terrenos poco fértiles, de arenas y con baja densidad de bosque, en la colina que hay cerca de la carretera Zgierz – Lutomiersk, alrededor del año 1816, el noble polaco decidió crear un nuevo poblado de tipo urbano, destinado a llevar a cabo una producción de tejidos de lana. El austriaco Bernard von Schuttenbach se involucró en la obra, animado por el fundador polaco, y desarrolló el proyecto arquitectónico de una colonia de tejedores: delineó una amplia plaza de mercado con el ayuntamiento y las iglesias, también con un entramado de calles perpendiculares y casas de madera de planta baja para los tejedores de los talleres textiles. En aquel mismo año comenzó a construirse la iglesia parroquial, a la que, en consideración con el fundador (Rafael Bratoszewski), se puso bajo la advocación de san Rafael Arcángel. La construcción de la iglesia se terminó dos años más tarde y luego, poco a poco, se fueron construyendo el ayuntamiento y otras instalaciones de uso público (paradas de carnicería, etc), así como una iglesia protestante, ya que iban llegando a Aleksandrów muchos colonos alemanes de confesión evangélica, y numerosos judíos.
El 22 de marzo de 1822, el Consejo de Administración del Reino de Polonia otorgó a la mencionada colonia textil los derechos urbanos; también otorgó un nuevo nombre a la ciudad, Aleksandrów, en honor al Zar ruso Alexander I, vencedor contra Napoleón, que era quien entonces gobernaba aquel territorio, al mismo tiempo como rey de Polonia. La urbe subió de rango con la concesión de los derechos urbanos, como se puede ver en el escudo (la letra «A» en los muros de la ciudad corresponde a Alexandra) y se fue desarrollando muy rápidamente (más rápido que Łódź y Zgierz) como centro de la industria textil de la época. Se fabricaban allí una impresionante cantidad de telas de lana para ser suministradas al ejército; asimismo se destinaban para abastecer a la población local y parte de la producción se destinaba también a la exportación. A principios del siglo XIX, trabajaban en Aleksandrów, en talleres adosados a las casas de los tejedores más de 200 tejedores con sus telares, pintores, fabricantes de telas y fabricantes de cintas y fajas.
Después de la muerte de Rafael Bratoszewski (1824), los propietarios de Aleksandrów, gracias al matrimonio de su única hija, Julia, se convirtieron en la familia Kossowski, que poseía el escudo de armas familiar Dołęga. Sin embargo, estos dejaron de preocuparse por el bienestar de la ciudad, no invirtieron nada en su desarrollo, sino que más bien trataron de sacar del patrimonio de la ciudad el máximo provecho. A parte de todo eso, los acontecimientos históricos también contribuyeron a la decadencia de la ciudad, y entre otros, la participación de los habitantes de Aleksandrów en los levantamientos de noviembre y enero, lo que conllevó la pérdida de los derechos urbanos en el año 1869.
Cuando Helena Kowalska llegó a Aleksandrów, la ciudad contaba con 8 200 habitantes, repartidos del siguiente modo: un 34% de polacos que eran católicos, un 37% de alemanes, protestantes en su mayoría, y el 29% de judios. Estos últimos tenían en la ciudad un importante centro religioso con sede para los rabinos jasídicos y cadeos. La ciudad, después de la pérdida de los derechos urbanos, dejó de ser un importante centro de industria textil, para especializarse más bien en géneros de punto, y fábricas de medias y similares. Desde la creación de la ciudad, se habían utilizado los siguientes nombres para denominarla: Manufactura de Aleksandrów o Fábrica Łęczycki. No fue hasta que los derechos urbanos fueron restablecidos en 1924, que Aleksandrów empezó a denominarse Aleksandrów Łódzki, que es como se conoce hoy en día.
En casa de los Bryszewski
No muy lejos de la plaza del mercado, cerca de la calle Parzęczewska 30 (hoy calle 1 de mayo), la familia compró una propiedad de los Bryszewski. En la nueva casa que construyeron, en la planta baja, del lado que da a la calle, tenían una panadería, y en el patio estaba el horno de la panadería, en el que trabajaban varios empleados. Al lado de la casa había un pequeño jardín, terreno en el que más tarde se edificó una ampliación de la casa. En 1915 nació el único hijo del matrimonio, Zenón, por lo que necesitaban ayuda para llevar las cosas de la casa y para el cuidado del niño. Helena Kowalska llegó allí en 1921 por recomendación de la hermana de la señora Bryszewska, Janina Lugowska, que conocía bien a la familia Kowalski, ya que ella y su marido vivían en la población adyacente a Głogowiec, llamada Rogów.
La Madre en la panadería atendía a los clientesrecordaba unos años más tarde Zenon Bryszewski – y Helena limpiaba, ayudaba en la cocina, tenía que lavar los platos, tirar la basura, traer agua a la casa, porque no tenían agua corriente. También daba de comer a los trabajadores de la panadería que estaban bajo el mantenimiento de sus padres. Y cuando el tiempo se lo permitía, me entretenía a mí. Creo recordar que había un montón de trabajo, pues en casa había cuatro habitaciones, la panadería y el horno de pan, una tienda y una panadería. El pequeño Zenek estaba siempre esperando a que Helena tuviera su tiempo libre, puesto que le gustaba escuchar los cuentos e historias de la vida que le contaba, como la del noble, que aparecía después de muerto, y la gente le veía. Luego ella se sentaba en el sofá en el que dormía, en la cocina debajo de la ventana, y entonces ponía encima de la falda al hijo de los Bryszewski, o bien él se sentaba en un banquito junto a ella y se ponían a conversar, o en realidad, era Helena quien le contaba cosas y Zenek la escuchaba complacido. Por la noche todos se arrodillaban para rezar, y cuando llegaba el mes de octubre era obligado el rezo del rosario.
Los domingos y las festividades iban a la iglesia de san Rafael, que en aquel entonces constaba de una sola nave y todavía no tenía la torre del campanario. Fue en esta iglesia donde probablemente Helena Kowalska recibió el sacramento de la confirmación, pues sabemos que el obispo visitó la parroquia en aquel tiempo y en tal ocasión el obispo solía aprovechar para administrar el sacramento de la madurez cristiana.
Se conoce un acontecimiento importante de la vida de Helena, procedente de este período de un año durante el cual residió en la casa de los Bryszewski, y que le afectó mucho en el proceso de maduración de su vocación religiosa. Un cierto día, desde la ventana de la cocina que daba al patio donde había la panadería, vio un gran resplandor. Primero pensó que se trataba de un incendio, como si algo se estuviera quemando, y por lo tanto su primera reacción fue la de gritar a toda voz, justo en el momento en el que los panaderos ponían el pan en el horno. Los empleados llegaron corriendo, pero resultó que se trataba de una falsa alarma, pues en el patio no había fuego alguno. Helena, sin embargo, vivió aquel momento con mucha intensidad, hasta el punto que hubo que llamar al médico y, a continuación, hacerlo saber a sus padres. El matrimonio Kowalski, preocupados, enviaron allí a su hija mayor, Josefina, para que se enterara mejor sobre lo sucedido. Cuando le preguntó a Helena lo que le había ocurrido, ésta respondió brevemente que había visto una luz brillante e intensa, pero ya no quería hablar más de ello. Sólo pidió que le dijeran a sus padres que ella no era tonta, y que en aquella casa no tenía la intención de quedarse por mucho más tiempo. De hecho, poco después de este evento se fue de Aleksandrów y volvió a casa de sus padres para pedirles que la dejaran ingresar en un convento pues deseaba ser religiosa.
Pocos meses después de la beatificación de Sor Faustina, el 27 de septiembre de 1993, se colocó una placa conmemorativa en la casa de los Bryszewski, recordando la estancia de Helena en aquella casa, financiada por el párroco y los feligreses de la parroquia.
Hna. M. Elżbieta Siepak ISMM
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„Orędzie Miłosierdzia” (Mensaje de la Misericordia), nr 62 (2007), Pág. 10-11.
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4. OSTRÓWEK municipio de KLEMBÓW
Helena Kowalska llegó a Ostrówek en julio de 1924. Allí vivió en casa de la familia Lipszyc y trabajó como sirvienta doméstica. Cuando dejó este trabajo, salió de este lugar para dirigirse a Varsovia y solicitar el ingreso en el convento, pero luego, durante un año más, permaneció aquí trabajando para ganar una dote modesta. La Sra. Aldona Lipszyc recordaba años más tarde, que Helena cumplía sus obligaciones maravillosamente; en aquella familia fue tratada como un miembro más de la familia, así que les resultó muy difícil despedirse de ella al final de aquel año de trabajo. Su presencia en aquella casa la siguen recordando asociada a un canto que solía cantar: “A Jesús oculto en el Santísimo Sacramento quiero adorar”. Durante el tiempo que residió en esta casa, iba a Misa y asistía a los oficios de la iglesia parroquial de Klembów. En junio de 1925, hizo un voto privado de castidad. Ella dejó escrito este acontecimiento su «Diario»:Eso fue durante la Octava de Corpus Cristi. Dios llenó mi alma con la luz interior para que lo conociera más profundamente como el bien y la belleza supremos. Comprendí cuánto Dios me amaba. Es eterno Su amor hacia mí. Eso fue durante las vísperas. Con las palabras sencillas que brotaban del corazón, hice a Dios el voto de castidad perpetua. A partir de aquel momento sentí una mayor intimidad con Dios, mi Esposo. En aquel momento hice una celdita en mi corazón donde siempre me encontraba con Jesús (Diario 16).
La iglesia que aún recuerda aquel acontecimiento, data de la primera mitad del siglo XIX; templo que fue construido en estilo clásico durante los años 1823-1829 por el general Francisco Zymierski, propietario del patrimonio de los Klembowski. La iglesia se construyó en el mismo lugar donde antes había habido otra iglesia que se quemó durante la insurrección de Kosciuszko. La primera iglesia de madera bajo la advocación de san Clemente era de madera y se construyó en Klembów cuando esta población pertenecía a los duques de Mazovia. En Klembów, desde 1862, había una estación de tren de la línea: Varsovia-Petersburgo.
Ostrówek es el mayor pueblo del municipio de Klembów, (voivodía de Mazovia, distrito de Wołomin). Está situado a 36 Km. de Varsovia en las planicies de Wołomin, población ubicada en la depresión de Varsovia, en las llanuras de Mazovia. Esta población está situada en un lugar entre bosques, donde hay una reserva de viejos robles “Debina”. Ostrówek pertenecía a la parroquia de San Clemente en Klembów. Hoy es parroquia y tiene iglesia propia bajo la advocación de la Virgen María, Madre de la Iglesia. Este templo fue construido entre 1982 y1985.
5. WARSZAWA
En esta ciudad se podría incluso marcar un itinerario siguiendo los pasos de la Apóstol de la Divina Misericordia, puesto que su estancia en la capital no sólo está relacionada con el Convento de la Congregación las Hermanas de la Madre de Dios de la Misericordia en la calle Żytnia y con la antigua capilla de la Congregación, que en la actualidad es la parroquia de la Divina Misericordia y de santa Faustina, sino que también su paso por Varsovia también está ligado a otros lugares de la ciudad.
El primer lugar en Varsovia en el que santa Faustina puso sus pies fue la estación central de ferrocarriles (calle Towarowa 1), que hoy en día es un museo de ferrocarriles. En el Museo se conservan los antiguos horarios de trenes, así que se puede comprobar la llegada de los trenes procedentes de Łódź. Durante el día varios trenes unían Łódź, que era un gran centro industrial, con la capital del país, Varsovia.
Todo apunta al hecho de que Helena Kowalska llegó en tren a Varsovia en 1924, y según los horarios, parece ser que llegó a Varsovia a las 1735. Ella misma parece confirmarlo en su Diario: Cuando bajé del tren y vi que cada uno se iba por su camino, me entró miedo ¿Qué hacer? ¿A dónde dirigirme, si no conocía a nadie? Y dije a la Madre de Dios: María, dirígeme, guíame. Inmediatamente oí en el alma estas palabras: que saliera de la ciudad a una aldea donde pasaría una noche tranquila. Así lo hice y encontré todo tal y como la Madre de Dios me había dicho (Diario 11). Probablemente sería a última hora de la tarde, pues la Virgen María le indicó que saliera de la gran ciudad para ir a pasar la noche en una aldea tranquila.
En la Iglesia del Apóstol Santiago
Al día siguiente – escribió en su Diario – a primera hora regresé a la ciudad y entré en la primera iglesia que encontré y empecé a rezar para que siguiera revelándose en mí la voluntad de Dios. Las Santas Misas seguían una tras otra. Durante una oí estas palabras: Ve a hablar con este sacerdote y dile todo, y él te dirá lo que debes hacer en adelante. Terminada la Santa Misa fui a la sacristía y conté todo lo que había ocurrido en mi alma y pedí que me indicara en qué convento debía estar (Diario 12).
Aquel sacerdote era el padre Jakub Dąbrowski, quien anteriormente había trabajado en Klembów y fue allí donde hizo amistad con la familia Lipszyc, con domicilio en Ostrówek. Durante una conversación con Helena Kowalska le aconsejó que se detuviera en casa de los Lipszyc porque necesitaban ayuda con los niños; de allí, más tarde, se fue a Varsovia en busca de un convento. Le dio una tarjeta para que la diera a sus conocidos, en la que escribió que no la conocía, pero que deseaba que pudiera ser útil.
La iglesia del Apóstol Santiago, en la calle Grójecka 38 (barrio de Ochota) se encontraba entonces en la primera fase de construcción del templo, el cual se había empezado a levantar en 1918, justo después de que la parroquia fuera erigida por el Arzobispo Aleksander Kakowski, con su emblemática torre de base cuadrada, diseñada por el arquitecto Oskar Sosnowski, y que se finalizó en 1939. El templo se hizo en estilo neo-románico y consta de tres naves. Al final de las naves laterales hay las siguientes capillas: la capilla de Nuestra Señora y la del Santísimo Sacramento. Durante el Levantamiento de Varsovia, la iglesia sufrió graves daños y durante el bombardeo murió el primer párroco de la parroquia, el Padre Jakub Dabrowski. Después de la guerra la iglesia fue reconstruida y consagrada por el Cardenal Stefan Wyszynski (1960).
En el convento de la calle Żytnia
En julio de 1924, Helena Kowalska llegó al convento de la Congregación de las Hermanas de la Madre de Dios de la Misericordia, en la calle Żytnia, y después de una primera conversación con la superiora de la casa, la Madre Michaela Moraczewska, fue admitida provisionalmente para ingresar en el convento, pero debido a la falta de una dote para poder ingresar, siguió trabajando al servicio de la familia Lipszyc durante un año más en Ostrówek. El día 1 de agosto de 1925, volvió a cruzar los umbrales de la clausura del convento, en aquella casa que había sido la cuna en la que se gestó la Congregación. Fue justamente allí donde la Madre Teresa Eva (del linaje de los condes Sułkowski, después sería la condesa Potocka) fundó la primera Casa de la Misericordia, que el 1 de noviembre de 1862 fue consagrada por el arzobispo Zygmunt Szczesny Felinski. En este convento, Sor Faustina pasó parte de su postulantado, de su juniorado, y la tercera probación; también aquí se alojaba cuando tenía que cambiar de lugar de residencia, o cuando debía hablar con la Madre General de la Congregación.
En el convento originalmente había una simple capilla de madera, que pronto resultó ser demasiado pequeña para albergar a las hermanas y a las muchachas bajo su tutela; por eso se construyó otra más grande de ladrillo, que fue consagrada el 8 de diciembre de1873. Fue en esta capilla donde entró por primera vez Helena Kowalska para preguntar al Señor de la casa si la aceptaba. Aún en vida de santa Faustina, y antes del estallido de la Segunda Guerra Mundial, la capilla fue reformada en su totalidad y el 6 de agosto de 1938 fue nuevamente consagrada por el obispo Stanislaw Gall. En 1942 se colgó en la capilla la imagen de Jesús Misericordioso pintada por Stanisław Batowski. Durante la guerra, las hermanas ayudaban a la población civil, también a personas de origen judío. Con estos últimos las hermanas podían ayudar a menudo, puesto que su convento se hallaba cerca de los límites del ghetto de los judíos. Después de la derrota del levantamiento de Varsovia en el barrio de Wola, las hermanas y las muchachas bajo su tutela fueron llevadas a campos de concentración, y tanto el convento como la capilla fueron completamente quemados por los alemanes. Después de la guerra y durante muchos años, las autoridades comunistas no permitieron reconstruir la capilla ni los edificios del convento de la Congregación de las Hermanas de la Madre de Dios de la Misericordia. El Cardenal Stefan Wyszyński, mediante el decreto de erección fechado el día 15 de diciembre de 1980, erigió una nueva parroquia bajo la advocación de la Divina Misericordia y la antigua capilla de la Congregación de las Hermanas de la Madre de Dios de la Misericordia, que estaba por reconstruir, la destinó a ser la iglesia de la nueva parroquia. En 1998, se amplió la advocación de la parroquia con el patrocinio de santa Faustina. En el presbiterio de la iglesia está la imagen de Jesús Misericordioso, cuadro que había visitado todas las parroquias de la Arquidiócesis de Varsovia a lo largo del Gran Jubileo del año 2000. Las hermanas también reconstruyeron su convento, que en la actualidad sigue siendo la Casa General de la Congregación y la casa de formación para el postulado.
En Grochów
En 1929, Sor Faustina fue enviada a vivir en la segunda casa de la Congregación que se estaba edificando en Varsovia, concretamente en Grochow, en la calle Hetmańska 44. Aquel barrio se encontraba entonces en las afueras de Varsovia, y la Congregación había adquirido una parcela de dos hectáreas con el fin de destinarla a la construcción de una casa para el descanso de las religiosas y de las niñas de la calle Żytnia. En 1927 se puso allí un barracón como vivienda improvisada, provisto de jardín e invernadero. Los vecinos ayudaron mucho en las obras, especialmente uno de ellos, el señor Antoni Dobraczyński. Al principio, en la casa de Grochów vivían de modo fijo sólo algunas pocas hermanas; las demás hermanas y las chicas vivían allí temporalmente. En junio de 1929, Sor Faustina vino para trabajar en esta casa, pues había acabado de hacer una sustitución en la cocina de la casa de la Congregación en Vilna. En Grochow no pasó mucho tiempo, sin embargo, porque el 7 de julio de este año, fue enviada a la casa de la Congregación en Kiekrz, para sustituir a una hermana enferma, que trabajaba en la cocina. A pesar de que su estancia en esta comunidad durara tan poco, conquistó los corazones de las muchachas, que le prometieron seguirla a dondequiera que fuera, es decir, a la siguiente comunidad que se le asignara. En el «Diario», Sor Faustina describe también un pequeño episodio, asociado a una salida de ocio que hicieron a la casa del convento en la calle Żytnia el día de Navidad (Diario 42).
Hoy, las hermanas en la calle Hetmańska en Grochów, llevan una Casa de Asistencia Social para mujeres que viven solas y para las ancianas. En la capilla se encuentra la imagen de Jesús Misericordioso pintada por el pintor Ludomir Ślędziński, obra que hizo en 1954, y con la que ganó un concurso organizado por el Padre Miguel Sopoćko. El cuadro fue aprobado para el culto público por la Conferencia Episcopal de Polonia. Por otra parte, en la Capilla de la Casa de Asistencia Social, se colocó la imagen de la beatificación y la canonización de santa Faustina, obra de la artista Helena Tchórzewska.
En la Capilla de la Congregación de las Hermanas Franciscanas de la Sagrada Familia de María en la calle Żelazna
En las inmediaciones del convento de la Congregación de las Hermanas de la Madre de Dios de la Misericordia, está el convento de las Hermanas Franciscanas de la Sagrada Familia de María (con entrada por la calle Żelazna), cuya capilla da la calle Żytnia.
En esta capilla, sabemos que Sor Faustina oró al menos una vez. Fue en 1932, cuando en aquella ocasión había llegado a Varsovia para su tercera probación antes de los votos perpetuos. Hacía ya un año y medio que el Señor Jesús le estaba trasmitiendo su gran misión de la Misericordia: le había encargado que hiciera pintar un cuadro y que se estableciera en la Iglesia la fiesta de la Divina Misericordia. Sor Faustina, que en el convento hasta aquel momento había llevado a cabo la labor de cocinera, se sentía incapaz de cumplir estas tareas, por eso intentaba rehuirlas. Cuando era la adoración de las Hermanas de la Familia de Maria, al anochecer, con una de las hermanas fui a esa adoración. Cuando entré en la capilla, la presencia de Dios envolvió mi alma en seguida. Oraba así como en ciertos momentos, sin decir una palabra. De repente vi al Señor que me dijo: Has de saber que si descuidas la cuestión de pintar esta imagen y de toda la obra de la misericordia, en el día del juicio responderás de un gran numero de almas. Después de estas palabras del Señor cierto temblor y un temor entraron en mi alma. No lograba tranquilizarme sola. Me sonaban estas palabras: Sí, el día del juicio divino deberé responder no solamente de mi misma, sino también de otras almas. Estas palabras se grabaron profundamente en mi corazón. Cuando volví a casa…caí de cara al suelo delante del Santísimo Sacramento y dije al Señor: Haré todo lo que esté en mí poder, pero te ruego, quédate siempre conmigo y dame fortaleza para cumplir Tu santa voluntad, porque Tú puedes todo, y yo no puedo nada por mi misma (Diario 154).
Hna. M. Elżbieta Siepak ISMM
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„Orędzie Miłosierdzia” (Mensaje de la Misericordia), nr 65 (2001), Pág. 10-11.
6. SKOLIMÓW
En esta población cerca de Varsovia, Sor Faustina pasó un tiempo como postulante en el primer período de pertenencia a la Congregación. Las Superioras la enviaron allí con sus otras dos hermanas para un breve descanso a finales de agosto de 1925, para reforzar la salud. En esta localidad, la Congregación alquilaba una villa destinada a proporcionar el merecido descanso a las hermanas y a las alumnas. Hoy en día resulta difícil de localizar dónde se hallaba exactamente dicha casa en la que Sor Faustina permaneció por algún tiempo; no obstante, la iglesia parroquial recuerda bien su presencia allí, porque participaba en la Eucaristía diaria. De este tiempo de su estancia en Skolimów, Sor Faustina, aún como Helena Kowalska, se acordaba de una visión del purgatorio que tuvo allí, cuya descripción dejó escrita en su «Diario» (Diario 20).
Skolimów, que en la antigüedad era un poblado de caballeros del siglo XV, hoy es uno de los barrios de la ciudad de Konstancin-Jeziorna, en la voivodía de Mazovia, distrito de Piaseczno. Esta localidad, que tenía un carácter rústico y veraniego, albergaba entre bosques y caminos arenosos, parcelas con hermosas residencias. A principios del siglo XX (concretamente en 1903), se construyó con la financiación de los propietarios (no sólo católicos sino también judíos) de algunas de las fincas, la iglesia parroquial, bajo la advocación de Nuestra Señora de los Ángeles.
7. KRAKÓW
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9. PŁOCK – BIAŁA
En Płock
Siguiendo el itinerario que transcurrió santa Sor Faustina, llegamos a Płock, la ciudad donde se inició su gran misión profética. Ella llegó al convento de la Congregación de las Hermanas de la Madre de Dios de la Misericordia, en la plaza del Viejo Mercado nº 14/18, en mayo o junio de 1930. Allí, las hermanas tenían un refugio para mujeres precisadas de una profunda renovación moral, muy conocido en toda la ciudad y que se llamaba «Ángel de la Guarda». Los comienzos de las obras de misericordia en esta ciudad se deben a la Madre Kolumba Łabanowska y al beato Obispo Adán Julian Nowowiejski, que aún siendo sacerdote fundó un refugio para niñas pobres y una congregación de religiosas sin hábito llamada «la Congregación del Amor Divino» para llevar a cabo una labor educativa. Este Instituto se unió, en su empeño, en 1899, a la ya experimentada Congregación de las Hermanas de la Madre de Dios de la Misericordia y desde entonces la obra «Ángel de la Guarda» creció hasta lograr un gran éxito.
Al principio, vivían allí alrededor de 50 mujeres, y cuando se abrió la segunda casa en Biała, cerca de Płock, había hasta unas 100 alumnas, que dependiendo de sus habilidades y talentos trabajaban bajo la dirección de las hermanas en la lavandería, en los talleres de costura y bordado o en las tareas generales de la granja. La vida de las hermanas y de las muchachas bajo su tutela giraba entorno de la oración y el trabajo; éste último, no sólo era la principal fuente de sustento de la obra, sino que también constituía un medio educativo importante, pues contribuía a preparar adecuadamente a las chicas para poder llevar en el futuro una vida digna en la sociedad. La Iglesia apreciaba mucho la labor educativa que realizaban las hermanas; las autoridades municipales y los habitantes de Płock también manifestaban su reconocimiento. El arzobispo Julián Nowowiejski fue un gran protector y amigo de la comunidad, como lo demuestra el libro que publicó, titulado “Historia del Instituto de la Congregación de las Hermanas de la Madre de la Misericordia”. En 1918, el Padre Achille Ratti, que más tarde sería el Papa Pío XI, visitó el convento y la obra “El Ángel de la Guardia”.
La Madre General Michaela dirigió a este convento a Sor Faustina, destinándola a trabajar en la panadería. Las circunstancias se dispusieron de tal modo, que Sor Faustina debía ser trasladada con relativa frecuencia de casa en casa – justificaba la Madre General – así que acabó trabajando en casi todas las casas de la Congregación. Después de permanecer un cierto tiempo en Varsovia, en la calle Żytnia, y en el barrio de Grochów, volvió otra vez al convento de Płock y desde allí se trasladó a Biała, una finca agrícola perteneciente al convento de Płock, para residir algún tiempo allí. En Płock, donde estuvo hasta su tercera probación, fue donde trabajó sobre todo vendiendo pan en la panadería local. En esta panadería muchos habitantes de la ciudad se abastecían de pan, y eran testigos de la cordialidad extraordinaria de Sor Faustina. Algunos, incluso muchos años más tarde lo seguían recordando, acordándose especialmente con qué dulzura recibían los panecillos y las barras de pan tierno de las manos de Sor Faustina. Siempre que hiciera falta, santa Faustina substituía también a las hermanas que trabajaban en la cocina o en el horno de pan, como lo testifican los testimonios de las demás hermanas.
El convento de la Congregación está situado a orillas del río Vístula, en la parte antigua de la ciudad, cuya historia es muy rica y se remonta a los siglos X y XI. Ya entonces se había construido allí un fuerte de madera amurallado, que se había sido centro administrativo de la dinastía de los Piastów. En el año 1075 se erigió la diócesis de Płock, y en 1144 se acabó de construir la catedral, donde están enterrados dos de los gobernantes de Polonia: Władysław Herman y Bolesław Krzywousty. En el atrio de la Catedral hay una copia de las famosas puertas de bronce de la ciudad de Płock, hechas en Magdeburg en el año 1154. Los muros del castillo ducal del siglo XIV y la abadía benedictina que allí se halla nos hablan de la historia de esta ciudad. En la Plaza del Mercado y calles adyacentes se encuentran muchos edificios históricos, como es el representativo ayuntamiento, donde tuvo lugar la última sesión de la Dieta del Reino de Polonia en el año 1831; en la actualidad es la sede del gobierno municipal. También la iglesia parroquial de san Bartolomé, que data del 1356, de origen gótico y que a lo largo de la historia fue reformada varias veces, porque la parte inferior izquierda que da a la pendiente del río se derrumbó parcialmente en el Vístula; por eso se redujo y se hizo una entrada adicional, de estilo barroco, que da a la Plaza del Mercado. Se puede pues suponer que Sor Faustina frecuentó estos lugares de Płock, porque las hermanas que residían en la casa que la Congregación tenía cerca del Viejo Mercado solían participar en las solemnidades que se celebraban en la Catedral, que para ellas era su iglesia parroquial. Desde las ventanas de su celda podía contemplar la famosa «Małachowianka», que es una de las escuelas secundarias más antiguas de las existentes en Polonia, y fue fundada en 1180 años. Bajo las alas laterales del edificio medieval, hay un museo de la escuela con fragmentos de arquitectura románica y gótica así como una torre gótica, que en la actualidad es un observatorio astronómico.
En esta ciudad, en el convento cerca de la plaza del Viejo Mercado tuvo lugar un acontecimiento histórico para el culto de la Divina Misericordia, a saber, la primera revelación de Jesús Misericordioso, que dio comienzo a la misión pública de santa Faustina. Sor Faustina escribió en su «Diario», acerca de lo acontecido: Al anochecer, estando en mi celda, vi al Señor Jesús vestido con una túnica blanca. Tenía una mano levantada para bendecir y con la otra tocaba la túnica sobre el pecho. De la abertura de la túnica en el pecho, salían dos grandes rayos: uno rojo y otro pálido. En silencio, atentamente miraba al Señor, mi alma estaba llena del temor, pero también de una gran alegría. Después de un momento, Jesús me dijo: Pinta una imagen según el modelo que ves, y firma: Jesús, en Ti confío. Deseo que esta imagen sea venerada primero en su capilla y [luego] en el mundo entero. Prometo que el alma que venere esta imagen no perecerá. También prometo, ya aquí en la tierra, la victoria sobre los enemigos y, sobre todo, a la hora de la muerte. Yo Mismo la defenderé como Mi gloria (Diario 47-48).
Una estatua de Jesús Misericordioso erigido en el lugar de las dependencias posteriores del convento, donde las hermanas vivían, conmemora aquel acontecimiento. Desde este lugar se puede descender al museo que las hermanas han organizado en los sótanos. El museo muestra la historia de la comunidad de Płock, su vida y obra, como testifican las fotografías auténticas que allí se encuentran y la gran diversidad de cosas expuestas, pero sobre todo una panadería auténtica, tal como aquella a la que Sor Faustina solía bajar y algunas veces probablemente trabajaba.
También fue en el convento de Płock donde Sor Faustina recibió el encargo de Jesús sobre la necesidad de constituir en la Iglesia la Fiesta de la Divina Misericordia en el primer domingo después de Pascua. Por su biografía y gracias al «Diario», sabemos cuántos empeños y sufrimientos tuvo que soportar para poder llevar a cabo fielmente estos y otros mandatos de Jesús. Sin embargo, fue aquí, en este convento, donde se empezó su “sendero luminoso”, en el que Jesús de modo gradual fue mostrándole la misión profética de recordar al mundo la verdad sobre su Amor Misericordioso hacia toda persona.
En el año 1950, las autoridades comunistas expulsaron a las hermanas del convento de Płock y se tuvieron que ir a la casa filial que tenían en Biała. Los comunistas se apropiaron del convento y de la casa, «Ángel de la Guarda», que se convirtieron así en instituciones estatales. Después de la época comunista, 40 años más tarde, se les devolvió el convento a la Congregación, eso sí, en un estado lamentable, y con la ayuda de la municipalidad y de donantes particulares se ha podido reconstruir este lugar tan histórico. Con la hermanas residiendo ya allí y con la apertura de la capilla, se reavivó de nuevo el culto de la Divina Misericordia en este lugar. En el año del Jubileo (2000), el arzobispo Stanisław Wielgus elevó la capilla al rango de Santuario Diocesano de la Divina Misericordia. De ese modo, se ha convertido en un lugar donde se proclama e implora la misericordia para el mundo entero, y adonde peregrinan muchas peregrinaciones de Polonia y de fuera de sus fronteras. En la actualidad hay planeado construir un Santuario justo en el lugar de las apariciones, así como una casa adecuada para los peregrinos, que sea también un centro de formación de los Apóstoles de la Divina Misericordia y un lugar donde poder ejercer obras de misericordia para con las personas que precisen de ayuda moral.
Hna. M. Elżbieta Siepak ISMM
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„Orędzie Miłosierdzia” (Mensaje de la Misericordia), nr 66 (2008), Pág., 10-11.
En Biała
Sor Faustina fue enviada a esta casa por algún tiempo en 1930, cuando ella residía en Płock. Se sabe que en aquel entonces ella se ocupaba, entre otras cosas, de decorar la capilla, sustituyendo así a la hermana Tecla, que era quien normalmente desempe- ñaba esta función. Un cierto día – escribió en su «Diario”: recogí las más bellas rosas para adornar la habitación de cierta persona. Al acercarme al pórtico, vi al Señor Jesús que estaba de pie en ese pórtico y me preguntó amablemente: Hija Mía, ¿a quien llevas estas flores? Mi silencio fue la respuesta al Señor, porque en aquel momento me di cuenta de que tenía un sutil apego a esa persona de lo que antes no me daba cuenta. Jesús desapareció en seguida. En el mismo instante tiré las flores al suelo y fui delante del Santísimo Sacramento con el corazón lleno de agradecimiento por la gracia de haberme conocido a mi misma (Diario 71).
El pueblo Biała se encuentra a 10 Km. de Płock. Allí, en 1928 la Congregación compró 45 hectáreas de tierras con poco valor, con algunos edificios en estado ruinoso con el fin de crear una granja para el convento y para desarrollar la casa el «Ángel de la Guarda” en Płock. Un año después, una vez completadas las reformas del edificio y la capilla, ésta se consagró, con lo que este lugar pasó a ser una filial del convento de Płock. Allí vivían algunas de las hermanas, ocupadas en los trabajos de la granja, junto con las muchachas, suministrando a Płock cereales, carne, leche y verduras. Después de que los comunistas liquidaran el convento de Płock y la casa el «Ángel de la Guarda”, el 22 de junio de 1950 las hermanas fueron trasladadas a Biała. Aquel mismo año el Estado se apropió también de las tierras que pertenecían a la Congregación, en Biała, dejándoles a las hermanas a penas una parte de la propiedad y de los edificios. Así, de ese modo, la casa de Biała se convirtió en un convento autónomo (con edificio nuevo), y donde con el tiempo se constituyó allí la Casa de la Madre Soltera.
10. CZĘSTOCHOWA
La Estación de ferrocarriles, el Convento de la Congregación en la calle santa Bárbara 9 / 11 y el Santuario en Jasna Góra son lugares donde Sor Faustina puso sus pies en Częstochowa. La primera vez que vino aquí fue después de hacer sus votos perpetuos, cuando viajaba de Cracovia a Vilna, Esto era a finales de mayo de 1933. Tenía el permiso de detenerme en Częstochowa – anotó en su Diario – y por primera vez vi a la Santísima Virgen cuando a las cinco de la madrugada fui para asistir al descubrimiento1 de la imagen. Estuve orando sin interrupción hasta las once y me parecía que acababa de llegar. La Madre Superiora del lugar mandó una hermana para llamarme a desayunar y porque estaba preocupada de que yo no perdiera el tren. La Virgen me dijo muchas cosas. Le ofrecí mis votos perpetuos, sentía que yo era su niña y Ella mi Madre. No me rehusó nada de lo que yo le había pedido (Diario 260).
La segunda vez que Sor Faustina vino aquí fue a principios del mes de noviembre de 1935, cuando la hermana Antonina regresaba a Vilna después de un retiro que había tenido lugar en Cracovia. De esta estancia ella no dejó más que una breve información, por lo que sabemos es que fue un sábado y que estuvo rezando ante la imagen milagrosa de la Virgen de Częstochowa en el Santuario de Jasna Góra.
Częstochowa fue probablemente construido en el siglo XI. En el período de 1370-1393 fue el feudo de Wladyslaw de Opole, quien en 1382 fundó el monasterio de los Paulinos. Debido a que el monasterio se hallaba en la periferia de la ciudad y a las continuas incursiones de los enemigos al monasterio, los reyes de la dinastía de los Waza (que amaba de un modo especial el convento de Częstochowa), decidieron rodear el monasterio con sólidas fortificaciones modernas con bastiones, lo que hizo de Jasna Gora una de las fortalezas más poderosas de la República. Jasna Gora se hizo famosa por la victoria que se logró durante la invasión sueca, cuando el monasterio, protegido por un pequeño grupo de soldados con el Padre Agustín Kordecki al frente, hizo frente a los ataques de las tropas suecas. El culto de Nuestra Señora de Jasna Gora fue desarrollándose en constante crecimiento, por lo que Częstochowa durante siglos ha sido considerada la capital espiritual polaca.
A los pies del Monasterio de Jasna Gora, en la calle Santa Bárbara 9 / 11, hay un convento de la Congregación de las Hermanas de la Madre de Dios de la Misericordia, donde las hermanas, desde 1908, llevan la “Casa de Asistencia Social de la Santísima Virgen María” para chicas necesitadas de una renovación moral, casa que con el tiempo sirvió de albergue para peregrinos. Durante la Segunda Guerra Mundial, las hermanas fueron deportadas y después de la guerra, la iglesia y los demás edificios fueron reconstruidos. En la época comunista (1955) el centro de enseñanza para niñas fue transformado en un departamento de educación y de atención médica para niños con retraso mental. En dicho departamento se organizó también una escuela primaria para estos niños, donde también podían recibir educación los niños con deficiencias mentales de Częstochowa.
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1 NT: En la capilla de la Virgen, la imagen milagrosa de la Virgen de Częstochowa se destapa temprano por la mañana y permanece así descubierta hasta que la capilla se cierra al público.
11. VILNA
Siguiendo las huellas de la Sor Faustina, llegamos a Vilna. Sor Faustina llegó por primera vez a esta preciosa ciudad en febrero de 1929, para sustituir en la cocina a una hermana que había salido para su III probación para un período de cuatro meses, y después en mayo de 1933 para trabajar en el jardín. Esta segunda estancia duró casi tres años y fue muy importante para Sor Faustina, la Apóstol de la Divina Misericordia, no sólo para su vida espiritual, sino también para su misión. Porque es ahí donde encontró la ayuda prometida por Dios, en la persona de su confesor, el Padre Miguel Sopoćko, y ahí recibió también importantes mandatos de Jesucristo.
Las primeras menciones históricas sobre Vilna datan del año 1323, cuando el creador del Gran Ducado de Lituania, Gediminas, edificó un castillo de madera y trasladó la capital de Trakai a Vilna. El período de mayor esplendor de la ciudad coincide con los tiempos del reinado de Segismundo II. Fue entonces cuando se construyeron: la Casa de la moneda, el arsenal, molinos, el puente sobre el río Vilnele, afluente del Vilnia, varios hospitales y palacios. Trabajaron ahí arquitectos y escultores italianos (Giovanni Cini, Gian Maria Padovano). Vilna se convirtió en la ciudad de muchas nacionalidades (lituanos, polacos, rusos, judíos, alemanes, italianos, ármenos y tártaros). En 1579 el rey Esteban I de Polonia fundó una Academia llevada por los jesuitas, que fue el germen de la Universidad de Vilna.
En Antokol
Las hermanas se instalaron en Vilna gracias a la bondad de la condesa Maria Michałowa Radziwiłłowa. Son muy interesantes las circunstancias en las que tuvo lugar la elección del lugar para la futura fundación de la Congregación. La condesa Radziwiłłowa había mandado a Vilna a su plenipotenciaria Anna Kulesza, para elegir el edificio y llevar a cabo su adquisición. En aras del buen cumplimiento del deber, cuando dudaba entre dos ubicaciones posibles, ésta empezó una novena a Jesucristo, pidiendo una clara señal, que indicara la elección adecuada del sitio. En los primeros días de dicha oración tuvo un sueño inusual: se vio a sí misma rezando delante de la figura de Jesucristo en la iglesia de San Pedro y San Pablo. De pronto vio que Jesucristo salía de la iglesia y la llevaba por la calle Senatorska, y, parándose, le indicó con un dedo la propiedad de un general ruso, Bykowski. La señora Kulesza, asegurada por el párroco que ese sueño podía ser la señal esperada, que había pedido a Dios, sin tardar, el día 16 de febrero de 1908 compró dicho solar para la Congregación de las Hermanas de la Madre de Dios de la Misericordia. El solar se encontraba en Antokol, un barrio de Vilna, que era una de las partes más antiguas de la ciudad. Antokol era conocida por las preciosas residencias de magnates, entre los que cabe mencionar la dinastía de los Sapieha y de los Słuszko. Las hermanas se mudaron a la casa comprada en la calle Senatorska 25 (hoy en día, Grybo 29) ya en mayo de 1908, y empezaron a prepararla para las necesidades de una casa de muchachas precisadas de una renovación moral. Un año más tarde vivían allí más de veinte chicas. La humilde manutención que precisaban procedía de los ingresos de la lavandería, la panadería y del taller de bordado. Rápidamente crecía también el número de internas, cuyo número en algunos períodos llegó a alcanzar las sesenta. La casa lidiaba constantemente con las dificultades materiales. Las condiciones empeoraron aún más con el estallido de la primera guerra mundial, pues el número de encargos descendió drásticamente. Además, uno de los edificios residenciales se quemó, y pudo ser restaurado tan sólo en el año 1928. Las condiciones en la casa de Vilna mejoraron en la época de entreguerras. La fundación tenía algunos edificios en los que se ubicaban: la capilla, las viviendas para las hermanas, las casi 90 internas, y los talleres. La casa se mantenía con la producción de pan y el lavado de la ropa blanca para el hospital militar, así como gracias al cultivo de algunas hectáreas de campo y huerto. Pero las dificultades, incluso mayores, volvieron durante la segunda guerra mundial. En septiembre de 1940 el gobierno nacionalizó el establecimiento, las hermanas estuvieron en la cárcel de Łukiszki, pero posteriormente encontraron trabajo en hospitales o en casas privadas, también fuera de Vilna (Wołokumpia). En 1946 la casa de la Congregación fue liquidada y las últimas hermanas, con estatus de repatriadas, volvieron a Polonia.
Es precisamente durante esos últimos años de relativa tranquilidad, entre las dos guerras mundiales, llegó a la casa de Vilna Sor Faustina. Especialmente importante resultó ser su segunda estancia en Antokol. Llegó ahí ya tras tomar sus votos perpetuos, el día 27 de mayo de 1933, para ser jardinera. A Sor Faustina, después de los edificios que conocía en Cracovia, como escribe en su Diario, los edificios del convento de Vilna le parecían “pequeñas casitas”. La más humilde era una casa de madera en la que se encontraban los dormitorios de las hermanas, con una entrada a la vivienda del capellán al otro lado. La nueva obligación, que nunca antes había tenido, fue para Sor Faustina un gran reto, pero ella confió en la ayuda Divina y las indicaciones de la gente amable. La misión que le había encargado Jesucristo era para ella su mayor preocupación. Estaba esperando al sacerdote prometido por Él, que iba a ayudarle en la realización de dicha misión. El sacerdote resultó ser el Padre Miguel Sopoćko, que en aquella época era el confesor semanal de las hermanas de Antokol. Al principio, el Padre Sopoćko se sorprendió con lo que le decía Sor Faustina, fue más bien incrédulo con ella; por eso, finalmente la sometió a ciertas pruebas, muy costosas para ella. Asimismo, le pidió consejo sobre la vida de Sor Faustina a la superiora, la Madre Irene Krzyżanowska, y pidió que le examinaran la salud mental y física. Solamente tras recibir las opiniones positivas y la declaración sobre la salud mental hecha por la doctora Helena Maciejewska, más por curiosidad que por convicción, el Padre Sopoćko se involucró en el asunto de hacer pintar de la imagen de Jesús Misericordioso.
Una vez cumplida esa tarea, Jesucristo le reveló otras tareas a Sor Faustina. Durante la celebración de la Venida del Espíritu Santo (Pentecostés), el día 9 de junio de 1935, en el jardín oyó las siguientes palabras: Pedirás con tus compañeras la misericordia para vosotras y para el mundo. Al principio no estaba segura de si había entendido bien las palabras de Jesucristo. La idea de fundar una nueva congregación a Sor Faustina le asustó, por eso empezó para ella un período de mucho sufrimiento y la noche pasiva de espíritu. Al mismo tiempo, por recomendación del confesor, de sus superioras y del arzobispo Romuald Jałbrzykowski, ella debía esperar. Tan sólo a finales de su vida entendió que Jesucristo no se refería a una sola congregación monástica que proclamara e implorara la misericordia para el mundo entero, sino a un movimiento en la Iglesia, que reuniría a órdenes activas y contemplativas, sacerdotes y a muchos laicos. Hoy en día ya sabemos que la revelación de Vilna fue el inicio del Movimiento Apostólico de la Divina Misericordia, presente ya en todo el mundo.
En la casa de Vilna tuvo lugar también un hecho a través del cual Jesucristo nos dio una oración para frenar la ira de Dios. El viernes, 13 de septiembre de 1935, Sor Faustina tuvo en su celda la visión del Ángel que vino para castigar a los habitantes de la Tierra. Empezó a rezar fervorosamente, pero delante de la majestad de Dios no se atrevía a repetir la súplica por el aplazamiento del castigo. Entonces oyó en su interior unas palabras con las que se puso a rezar y entonces vio la impotencia del Ángel. Al día siguiente Jesucristo le enseñó cómo debía pronunciar esa oración, que hoy llamamos la Coronilla a la Divina Misericordia, y posteriormente le reveló a Sor Faustina las grandes promesas relacionadas con el rezo confiado de dicha oración.
Durante su estancia en la casa de Vilna, puede que Sor Faustina visitara en alguna ocasión la preciosa iglesia barroca de San Pedro y San Pablo, que había sido construida entre 1668 y 1675 por la fundación del gran atamán lituano Michał Kazimierz Pac, como voto por la salvación de su vida durante la rebelión de Lubomirski. El proyecto de la iglesia se debe a Jan Zaor de Cracovia. Dentro hay unas 2000 esculturas de los principales artistas italianos, Pietro Perti y Giovanni Gala, así como pinturas de Michelangelo Palloni. Es una de las iglesias más bellas de Vilna, que no se puede pasar por alto cuando se sigue el itinerario de Sor Faustina es esta ciudad.
En la calle Rasu 6
Siguiendo las huellas de Sor Faustina continuamos nuestro viaje por la ciudad de Vilna. De Antokol, donde se encontraba el convento la Congregación de las Hermanas de la Madre de Dios de la Misericordia, pasamos al centro de la ciudad, para visitar los sitios relacionados con la estancia de la Apóstol de la Divina Misericordia y la obra que le había encomendado Jesucristo. Primero dirigimos nuestros pasos a la calle Rasu nº 6, donde bajo supervisión de Sor Faustina se pintó la primera imagen de Jesús Misericordioso. Se trata de un edificio que había sido capellanía del convento de las hermanas de la Orden de la Visitación de Nuestra Señora y de la iglesia del Sagrado Corazón. Aquí, en los años treinta del siglo XX, en la primera planta vivía el padre Miguel Sopoćko, y en la planta baja, el pintor Eugeniusz Kazimirowski. En la época de la posguerra el edificio formaba parte de un complejo penitenciario, y hoy en día viven ahí las Hermanas de Jesús Misericordioso.
El padre Miguel Sopoćko, estaba curioso por saber cómo iba a ser la imagen de Jesucristo según la visión de Sor Faustina, pidió que la pintara precisamente Eugeniusz Kazimirowski. Este pintor, conocido en el ambiente de Vilna, se había formado en Cracovia en los estudios de Łuszczkiewicz, Axentowicz y Wyczółkowski, asimismo que en Lwow, Munich y París. Recibió la formación final como pintor en el año 1900 en la Academia de Bellas Artes de San Lucas en Roma. Con Vilna se vinculó de forma permanente después del año 1914. Durante muchos años fue profesor del Seminario Pedagógico, decorador teatral y miembro del consejo de la Sociedad de Artistas Independientes de Vilna. Pintó, sobre todo, paisajes y retratos, pero trataba también temas religiosos.
La creación de la imagen de Jesucristo Misericordioso empezó en enero de 1934 y se llevaba a cabo en una gran discreción. Para no llamar la atención de las hermanas – recordaba la superiora, la Madre Irena Krzyżanowska – sobre las vivencias espirituales de Sor Faustina, cada sábado por la mañana íbamos juntas a oír la santa misa en el Santuario de Ostra Brama (Puerta de la Aurora), y después de la misa pasábamos por el estudio del pintor, a quien Sor Faustina daba indicaciones exactas de cómo debía pintar la imagen de Jesús Misericordioso. En junio de 1934 la imagen de Jesús Misericordioso estaba lista, pero Sor Faustina no estaba contenta con ella. Quejándose a Jesucristo le decía: ¿Quién te pintará tan bello como eres? Como respuesta oyó: No en la belleza de la pintura ni en la del pincel está la grandeza de esta imagen, sino en Mi gracia (Diario, 313). El padre Sopoćko al principio puso la imagen en el pasillo de las hermanas Bernardinas de la iglesia de San Miguel. Pero durante la Semana Santa de 1935 Sor Faustina le dijo que el Señor exigía que su imagen se expusiera en Ostra Brama (Puerta de la Aurora) para el triduo que finalizaba el Jubileo de la Redención. Finalmente – recordaba el padre Sopoćko- en la Semana Santa de 1935, me dijo que el Señor Jesús insistía en que expusiera la imagen durante tres días en el Santurario de Ostra Brama (Puerta de la Aurora), donde se iba a celebrar un Tridium al final del Jubileo de la Redención, justamente el día de la Fiesta prevista, en el domingo Blanco, es decir, el segundo después de pascua. Al poco tiempo me informaron sobre aquel Tridium, que iba a presidir el padre rector del Santurario, el Canónigo Zawadzki, quien me pidió que predicara la homilía. Acepté con la condición de que colocara la imagen de la Misericordia como decoración en la ventana del pórtico, donde tendría una apariencia imponente y efectivamente así fue: llamaba la atención de todos los asistentes, incluso más que la imagen de la Virgen de Ostra Brama (Puerta de la Aurora). La Sor Faustina experimentó un gran gozo al ver que los deseos del Señor se habían cumplido, puesto que la imagen fue públicamente venerada el mismo día que Él había elegido como la fiesta de la Misericordia. El padre Sopoćko dio un sermón sobre el mayor atributo de Dios, y ella misma vio cómo Jesucristo adoptaba una apariencia viva en la imagen y Sus rayos llegaban a los corazones de las personas que habían venido para dicha celebración.
En Ostra Brama (Puerta de la Aurora)
No carece de importancia el lugar de la primera exposición de la imagen de Jesús Misericordioso, es decir, el Santuario de Nuestra Señora de la Misericordia en Ostra Brama (Puerta de la Aurora), el cual se construyó en el siglo XVI junto con las murallas de la ciudad, como la primera de los portales de entrada a la ciudad. A través de ella pasaba la ruta hacia Miedniki, Oszmiany y Minsk, de ahí que al inicio se llamara la Puerta de Miedniki y también “Matinal”. Después la llamaron Aguda, debido a que así se conocía la parte sur de la ciudad en la que se encontraba. En la puerta se puso la imagen de Nuestra Señora, que ya en el siglo XVII gozaba de gran veneración. Su cuidado pasó a los carmelitas que servían en la contigua iglesia de Santa Teresa. En 1671 se construyó una capilla de madera, que se quemó apenas cincuenta años más tarde. En su lugar, en el año 1829, se construyó otra, hecha de ladrillo, en estilo neoclásico. Los muy numerosos exvotos que allí se encuentran son expresión del gran amor que profesan los habitantes de Vilna hacia Nuestra Señora de la Puerta de la Aurora. Ya en el siglo XVIII Nuestra Señora recibió, probablemente de los orfebres, un precioso vestido hecho de plata dorada. En el siglo XX la imagen fue coronada en dos ocasiones con las coronas papales, y Nuestra Señora de la Puerta de la Aurora recibió el título de Madre de la Misericordia.
En marzo de 1936 Sor Faustina se fue de Vilna para siempre, pero el padre Sopoćko continuó su misión en la ciudad. De diversas maneras intentó promover la devoción de la Divina Misericordia, y profundizó también en el conocimiento teológico sobre este misterio. En Vilna, pues, quedaron otros sitios relacionados no tanto con Sor Faustina como con la misión que le había ordenado Jesucristo. Cabe mencionar aquí la iglesia de San Miguel Arcángel, pues precisamente ahí, desde 1937 hasta 1948 cuando la iglesia fue cerrada, estaba la imagen de Jesús Misericordioso. En el lugar de esta iglesia y del monasterio de las Bernardinas había estado previamente el palacio medieval de la familia Sapieha. El Gran Atamán (Hetman) de Lituania y Voivoda de Vilna, Lew Sapieha, regaló el palacio a las Bernardinas y lo adaptó a las necesidades del convento. En los años 1594-1596 construyó al lado del convento la iglesia de San Miguel Arcángel. En 1933 tanto la iglesia como el convento fueron renovados, pero desgraciadamente en 1948 la iglesia fue cerrada y desde 1956 hasta el día de hoy es un museo de arquitectura.
Tras la clausura de la iglesia de San Miguel, el mobiliario, es decir, también la imagen de Jesús Misericordioso, fue trasladado a la iglesia del Espíritu Santo. Inicialmente había sido una iglesia de madera, construida en los tiempos del reinado de Vladislao Jagellón. Tras el incendio de 1441 fue reconstruido por Casimiro Jagellón. Desde inicios del siglo XVI estuvo bajo la custodia de los padres dominicos, traídos a Vilna por Alejandro Jagellón. En la segunda mitad del siglo XVIII se hicieron otras obras en la iglesia, consiguiendo el aspecto actual del exterior. Desde la clausura del convento por parte de las autoridades zaristas en el año 1844, la iglesia funciona como iglesia parroquial. Dentro encontramos varios frescos y cuadros, entre los que está la valiosa pintura, “Apoteosis del Espíritu Santo”, del siglo XIX. En esta iglesia, la primera imagen de Jesús Misericordioso se guardaba primero como depósito de la iglesia de San Miguel, y desde 1985 durante 20 años la imagen estuvo expuesta al culto público en un altar lateral.
El día 28 de septiembre de 2005, según la decisión del arzobispo de Vilna, A. Bačkis, la imagen de Jesús Misericordioso fue trasladada a la iglesia de la Santísima Trinidad. En este lugar la iglesia existía ya en el siglo XV, y probablemente en aquella época era de madera. No disponemos de datos que nos puedan decir desde cuando la iglesia es de ladrillo. En el año 1536 el rey Segismundo I fundó junto a la iglesia un hospital. A principios del siglo XIX, las autoridades convirtieron la iglesia en iglesia ortodoxa, y después de las reformas ésta perdió casi por completo su carácter inicial. Cien años más tarde fue devuelta a los católicos, que la renovaron. Hoy en día la iglesia de la Trinidad es el santuario de la Divina Misericordia.
Hna. M. Natanaela Czajkowska ISMM
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„Orędzie Miłosierdzia” (Mensaje de la Misericordia), Pág. 10-11.
12. WALENDÓW – DERDY
En Walendów
En noviembre de 1932 Sor Faustina abandonó Płock y fue a Varsovia para hacer su “tercera probación”, como preparación para los votos perpetuos. Las superioras la mandaron a Walendów para que antes de empezar esa etapa de formación hiciera un retiro de ocho días, bajo la dirección del jesuita, el padre Edmund Elter. Este fue el primer sacerdote ilustrado que le aseguró que estaba en el buen camino y que sus revelaciones venían de Dios y que era Él mismo quien le confiaba esa gran misión. Después de un retiro de ocho días, Sor Faustina se fue de Walendów. A finales de marzo de 1936 vino por segunda vez aquí para pasar un par de semanas.
La granja en Walendów había sido donada a la Congregación de las Hermanas de la Madre de Dios de la Misericordia por el conde Gustaw Przeździecki en 1896. El terreno incluye una gran cantidad de tierras, estan- ques, un molino, edificaciones rurales y la casa residencial. Desde la toma de posesión de la hacienda, el número de hermanas iba creciendo; ellas cuidaban de la granja. Las ayudaba en los trabajos de la granja los mozos a quienes les pagaba la superiora de la cercana comunidad de Derdy. En 1908 se inició la construcción de una casa para muchachas y un convento, al que las hermanas se mudaron en abril de 1913, después de abandonar Derdy. Durante la Primera Guerra Mundial, la granja fue completamente destruida, pero el centro siguió funcionando; en 1920 vivían allí más de sesenta internas. Por eso fue necesario construir una capilla suficientemente amplia para albergar a toda la comunidad de la congregación, o mejor dicho una iglesia, tal como se hizo y que finalmente fue consagrada el 12 de septiembre 1934 por el arzobispo Stanislaw Gall.
Desde marzo de 1936 funcionaba en Walendów una Colonia Penitenciaria Agrícola. Esta institución penitenciaria albergaba a mujeres condenadas a la cárcel, con edades comprendidas entre los dieciocho hasta los treinta años, iniciativa con la que el Ministerio de Justicia quería protegerlas de la mala influencia de las reincidentes y darles la oportunidad de poder volver un día a la vida normal. El plan del día de las penitenciarias incluía trabajos diversos, estudio y tiempo de descanso. La educación consistía en la lectura y la escritura, la higiene y las manualidades. Las mujeres realizaban las tareas del hogar, en primavera y verano ayudaban en la granja, la huerta y el colmenar. Disfrutaban de bastante libertad para desarrollarse intelectual y físicamente. La enseñanza de la religión desempeñaba un papel importante en su formación y podían participar en las prácticas religiosas que allí tenían. La actividad de la colonia fue interrumpida por la Segunda Guerra Mundial, pero ya en 1940 volvieron a ser enviadas mujeres por las autoridades penitenciarias de Varsovia. Desde 1944, los ocupantes alemanes enviaban a Walendów chicas menores de edad que habían sido condenadas a permanecer en el reformatorio por algún tiempo. Durante la guerra, las hermanas ayudaban a los refugiados; en su local escondían a muchas personas, también de origen judío. Durante el levantamiento de Varsovia y por un período de dos meses visitaban el campo de refugiados en Pruszków para sacar de allí a todos los que podían y también les llevaban comida y ropa. Debido al gran número de refugiados, durante aquel tiempo resultó imposible seguir realizando el trabajo en la granja. Las hermanas nunca fueron capaces de volver plenamente a llevar la Casa de Misericordia para las chicas porque en marzo de 1950 la propiedad en Walendów fue adquirida por el tesoro público y el centro se convirtió en un Establecimiento Especial para mujeres discapacitadas mentalmente, del cual se ocuparon las hermanas hasta el año 2006. En la actualidad, en Walendów hay un orfanato familiar, donde niños y jóvenes reciben amor y afecto, y donde se preparan para poder llevar un día una vida independiente.
En Derdy
Volvamos a nuestro viaje tras las huellas de la secretaria de la Misericordia Divina. Después de pasar varias semanas en Walendów (entre marzo y abril de 1936), Sor Faustina fue mandada a la comunidad de la Congregación en Derdy. Previamente, había visitado el lugar en 1932 después del retiro que tuvo en Walendów. Cuando llegó a Derdy en 1936, le encargaron preparar comidas para algunas hermanas y para más de treinta chicas internas. La estancia en esta casa le parecía un descanso porque tenía poco trabajo, y podía dedicar dos horas por la tarde al descanso (método de aquel tiempo para tratar la tuberculosis), y podía también recogerse haciendo algunos ejercicios espirituales en un bosque cercano respirando aire fresco y limpio. Las hermanas, que estaban allí con ella, dejaron bonitos recuerdos sobre ella. La superiora de aquel tiempo, la hermana Serafina Kukulska así la recordaba unos años más tarde: [A Sor Faustina] la ayudaba en la cocina una muchacha neófita, de carácter muy desagradable, con quien nadie quería trabajar, y esta muchacha al trabajar con Sor Faustina, cambió hasta tal punto que era irreconocible. Sor Faustina tenía una influencia silenciosa, pero Divina en las almas pecadoras.
Derdy es, históricamente, la tercera casa de la Congregación en Polonia. Se encuentra entre diez y veinte kilómetros de Varsovia en una zona arenosa rodeada de bosques. Sor Faustina, la describe en su carta al padre Miguel Sopoćko, que escribió el 10 de mayo de 1936: Nuestra casa en Derdy es realmente como de un cuento de hadas. Alrededor, rodeada de bosque, no hay ningún edificio cerca, solo paz y tranquilidad. Todo esto ayuda a recogerse en el espíritu, sólo los pájaros del bosque rompen el gran silencio que reina en este lugar y con su gorjeo alaban a su Creador. Veo a Dios en todo lo que me rodea. La condesa María de Tyzenhaus Przeździecka había regalado estas tierras en Derdy a la Congregación de las Hermanas de la Madre de Dios de la MIsericordia. Las hermanas llegaron allí en diciembre de 1881 y llamaron esta casa Residencia de San José. La superiora era la madre Aniela Popławska. Derdy inicialmente tenía que ser una casa de descanso para las hermanas y las internas de la casa de Varsovia. Sin embargo, rápidamente las hermanas se independizaron y organizaron una Casa de Misericordia, en la que inicialmente había veinte chicas internas, y en 1906 eran ya noventa. En 1913 las hermanas tuvieron que abandonar Derdy y junto con las alumnas se trasladaron a Walendów. Regresaron a Derdy en 1932 invitadas por la duquesa Zofia Świętopełk-Czetwertyńska. Primero las hermanas tuvieron que hacer las pertinentes reformas en los edificios destruidos durante la guerra y dos años después se pudo consagrar la capilla en la que de vez en cuando el capellán de Walendów o el párroco de Magdalenka celebraban la Santa Misa. En aquel tiempo Derdy era la filial de la casa de Walendów. Las hermanas llevaban la Casa de Misericordia para las niñas internas, a quienes impartían clases de educación primaria. Hasta 1938 se aceptaron niñas de forma privada, luego también acogían a aquellas que mandaba la Seguridad Social de Varsovia. Después de la Segunda Guerra Mundial, que fue un período muy difícil en la historia de la comunidad, Derdy no pudo evitar el mismo destino que la comunidad de Walendów. En 1950 la granja fue nacionalizada, y la casa fue convertida en un centro especial para niñas con discapacidad mental. Después de la liquidación de esta casa, la Congregación abrió en 1995 un jardín de infancia llamado Jutrzenka y en 1999 la Casa de Retiros Misericordia.
Hna. M. Natanaela Czajkowska ISMM
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„Orędzie Miłosierdzia” (Mensaje de la Misericordia), Pág. 10-11.
13. RABKA
Sor Faustina llegó a Rabka el 29 de julio de 1937 y vivió en la casa que la Congregación allí tenía hasta el 10 de agosto de 1937, es decir apenas unos pocos días. El Microclima de Rabka que iba tan bien a mucha gente, a Santa Faustina no obstante no le fue nada beneficioso. Lo sabemos por lo que dejo escrito en su Diario: Aquí, sin embargo, la salud va tan mal que me veo obligada a quedarme en cama (Diario 1201). Con su estancia en este balneario está relacionado un curioso episodio sobre el cual Sor Faustina escribió en su «Diario»: San José me pidió tenerle una devoción constante. Él mismo me dijo que le rezara diariamente tres oraciones y el Acuérdate una vez al día. Me miró con gran bondad y me explicó lo mucho que está apoyando esta obra. Me prometió su especialísima ayuda y protección. Rezo diariamente las oraciones pedidas y siento su protección especial (Diario 1203). Una placa conmemorativa que se colocó en la entrada al convento nos recuerda la estancia de Sor Faustina en Rabka. También se ha conservado la habitación donde ella residió.
Rabka es un balneario bien conocido en Polonia. Las salmueras de Rabka ya se conocían en el siglo XIII y eran utilizadas probablemente por los monjes cistercienses, que eran los propietarios de los terrenos de Rabka, dondetenían su monasterio. Como resultado de ciertas investigaciones llevadas a cabo en 1858 se llegó a la conclusión de que las salmueras locales de Rabka eran únicas en su género, por ser las salmueras con mayor contenido de la combinación yodo – bromo de toda Europa. Por eso, ya en 1864 se abrieron los primeros baños curativos, y ocho años más tarde se inauguró el Balneario para el tratamiento de la salud infantil. El microclima tan específico y las propiedades curativas de las aguas hicieron que pronto Rabka se desarrollara rápidamente, convirtiéndose en un centro de salud para el tratamiento de la tuberculosis, y de todo tipo de enfermedades del sistema respiratorio y circulatorio.
Por estas mismas razones de salud, llegó también a Rabka santa Faustina. Allí residió en la casa de Congregación, en la calle Słowackiego numero 12. Esta casa servía de centro de reposo y recreativo para las chicas internas y hermanas de la Congregación, pero pronto se convirtió en unlugar para el cuidado de niños. Inicialmente, la casa «Loreto», en Rabka, era una filial del convento de Cracovia. Durante la Segunda Guerra Mundial, los alemanes se llevaron a las hermanas, pero lograron volver en 1945 y enton- ces organizaron allí un “Orfanato” de 20 niñas, que fue liquidado en 1962. Desde 1946, «Loreto» es una casa independiente de la Congregación, y en la actualidad las hermanas tienen allí una guardería.
Traducción al español – Xavier Bordas Cornet