Madre Teresa Rondeau
(1793- 1866)
Cofundadora
Nació el 6 de octubre de 1793 en Laval, Francia. En el bautismo recibió los nombres de pila Teresa y Ágata. En casa recibió una profunda educación religiosa, una buena formación y experiencia profesional para desarrollar con esmero el trabajo. Bajo la influencia de su confesor, el Padre J. Chanon SJ, comenzó a trabajar con las mujeres marginadas que, necesitadas de una profunda renovación moral, querían cambiar sus vidas. Para formarse mejor para esta labor, en 1818 viajó a Burdeos, donde la madre Teresa de Lamourous había fundado una casa para las penitentes, llamada «Misericordia». Después de permanecer allí dos meses, hizo votos privados y volvió a Laval para fundar una nueva obra independiente de la de Burdeos, que con en el tiempo se convertiría en la Congregación de las Hermanas de la Madre de Dios de la Misericordia, en Francia. Más tarde, la Madre Teresa Eva de los príncipes Sulkowski Potocka, que fundó la Congregación de las Hermanas de la Madre de Dios de la Misericordia en Polonia, adoptó la espiritualidad de la congregación y el método de trabajo apostólico de la Casa de Misericordia en Laval para iniciar la misma labor en Polonia. La Madre Teresa Rondeau murió el 16 de julio de 1866 y fue enterrada en una tumba, en el jardín de la Congregación en Laval.
La Congregación de las Hermanas de la Madre de Dios de la Misericordia en Polonia le otorgó el título de cofundadora.
Alabo todos los atributos de Dios.
Me humillo ante su grandeza, poder y justicia.
Sin embargo, al alabar la justicia, le digo:
Señor, guárdala para Ti mismo,
No la utilices contra mis hijos, ni contra mí.
La Misericordia me maravilla más
que las otras perfecciones divinas,
bendigo la Misericordia y la alabo con todas las fuerzas de mi alma
y sigo mendigándola para mis hijas y para mí misma.
Madre Teresa Rondeau
Nació el 6 de octubre de 1793 en Laval (Francia). En el bautizo recibió los nombres Teresa y Ágata. Sus padres (Teresa Deliere y Gabriel Rondeau) procedían del campo, pero se establecieron en las afueras de Laval, donde el padre tenía un taller de herrería, de la que obtenía ingresos suficientes para mantener a su familia. Los Rondeau tenían cuatro hijos, de los cuales dos murieron (María tenía 2 años, Francisco 2 meses), quedaron Ágata Teresa y su hermano Gabriel, 18 años menor que ella.
Teresa creció en una familia religiosa, trataba con seriedad la catequesis del sacerdote y aceptaba literalmente las enseñanzas de los padres sobre la necesidad de compartir los bienes con los más pobres, por lo que regalaba su ropa y la comida a los más necesitados. Practicaba la caridad, a menudo, sin informar a su madre, y su afán por ayudar a los demás le proporcionaba muchas ideas e iniciativas. Su madre la limitaba en su celo excesivo por practicar la caridad; en cambio, su padre, era su «colaborador» silencioso. En la familia Rondeau, la madre personificaba el lado práctico con sabiduría, y el padre la bondad cordial.
Teresa iba a una escuela dirigida por una congregación religiosa, pero también recibía clases de catecismo en la parroquia de San Venerand. Allí, a los 11 años de edad, hizo la Primera Comunión. Era lista, servicial y alegre; le gustaba liderar, por eso se ganó rápidamente la simpatía de los demás y solía ser escuchada por sus compañeras. No participaba en las actividades de ocio propias para las niñas de su edad. Su mundo era el hogar, la iglesia y las personas necesitadas. Al terminar la escuela recibió un premio en metálico, que le brindó la oportunidad de emprender un trabajo en el oficio que había aprendido. A los 20 años de edad, abrió su propia empresa de planchado, instalada en uno de los cuartos de la casa familiar.
La buena opinión que tenía su pequeña empresa le permitió tener un dinámico desarrollo, gracias a lo cual, varias mujeres encontraron empleo. A los padres también les pareció bien que sus hijas pudieran hacer prácticas allí, no sólo por la profesionalidad con la que Teresa ejercía su profesión, sino sobre todo debido al buen ambiente espiritual que reinaba. Tanto los clientes como las chicas querían colaborar con ella, porque tenía buen tacto con las cosas, encanto, respeto hacia sus trabajadores y al mismo tiempo, era capaz de ser exigente. El reglamento de su empresa, a parte del trabajo, proponía también hacer oraciones, cantos y tener tiempos de silencio. Durante los días festivos, Teresa organizaba salidas y excursiones para sus trabajadoras fuera de la ciudad.
La primera experiencia dolorosa que dañó su buena reputación tuvo lugar después del nacimiento de su hermano Gabriel, que era 18 años más joven que ella. La gente hostil empezó a decir que era un hijo ilegítimo. A Teresa le preocupaban mucho esas sospechas. Para consolarla, sus padres le ofrecieron ser su madrina. En poco tiempo, murió repentinamente su querido padre, a causa de una coz de caballo. Después de su muerte, Teresa se hizo cargo de las funciones de la casa y se entregó a una extensa obra de caridad. Entre otras cosas, organizaba ayudas para los hambrientos prisioneros de guerra y en su actividad caritativa también incluyó a sus trabajadoras.
Cuando en 1816 llegaron los jesuitas a Laval con el fin de proclamar unas misiones, Teresa se ocupó de prepararles alojamiento, lavandería, el planchado de la ropa personal y de la iglesia. Organizó un coro en la iglesia de San Miguel Arcángel. Entre los jesuitas estaba también el Padre Jean-Etienne Chanon, que después sería su confesor y director espiritual. Fue él quien puso bajo su cargo a las tres primeras «Magdalenas», recién convertidas a la religión. Al mismo tiempo, otros dos sacerdotes les enviaron a otras chicas, por lo que, al poco tiempo, había más de diez chicas bajo su cuidado. Al principio no vivían juntas. Teresa las visitaba en su hogar, les buscaba trabajo y les enseñaba el catecismo. Al ser bien respetada y tener la confianza del clero y de personas importantes y ricas de la comunidad, conseguía fácilmente los recursos necesarios para llevar a cabo su actividad. Cuando el número de chicas fue aumentando considerablemente y las ofrendas no eran suficientes, aportaba sus propios recursos materiales, que eran modestos.
Siguiendo el consejo del Padre Chanon, reunió alrededor de ella y su obra a algunas de sus empleadas, fundando una asociación de caridad que ayudaba a las mujeres marginadas. Ya desde el inicio de la realización de esta obra se encontró con la oposición y la incomprensión de los habitantes de Laval. En aquel entonces, sufrió una dolorosa derrota. Las chicas de «casa bien», de buenas familias, se empezaron a alejar de ella, las jóvenes de quienes ella cuidaba empezaron a irse y algunas volvieron a la vida de pecado. Deprimida, Teresa no vio otra alternativa que pedir al Padre Chanon que la liberara de esa carga, porque le parecía que todo aquello sobrepasaba sus fuerzas. Le rogó encarecidamente que la dejara entrar en el convento, pues deseaba ser religiosa en la Congregación del Sagrado Corazón.
Al recibir una respuesta positiva de las Hermanas de la Congregación Sacre-Coeur, el padre jesuita Chapelle, con quien compartía sus experiencias, sin duda afirmó que incorporarse a otra congregación no era la voluntad de Dios para ella. Agregó que Dios la llamaba a fundar una nueva obra en Laval, y que tendría que pasar por grandes dificultades: que todo el mundo se le pondría en contra, e incluso, que a veces se quedaría sin pan y sería maltratada, pero añadió: Ánimo, quédate tranquila, ten paz de espíritu, que Dios te llamará cuando llegue el momento.
El 5 de agosto de 1818, Teresa Rondeau, con 25 años de edad, visitó a la madre Teresa de Lamourous (1754-1836), que había fundado y dirigió en Burdeos la «Casa de Misericordia» para prostitutas que deseaban cambiar voluntariamente sus vidas. Ahí adquirió experiencia y conoció los métodos del trabajo apostólico de Teresa, viviendo según las reglas de la casa. Los conocimientos adquiridos fueron complementados con conversaciones y conferencias que recibía de la Madre Lamourous y del Padre Guillermo Chaminade. Ya el 10 de octubre (después de dos meses), Teresa fue admitida para recibir la toma de hábito y recibió el nombre religioso de Francisca de Borgia; el 15 de octubre, ante su confesor en el confesionario, hizo unos votos privados. De camino a Laval se detuvo en Le Mans para reunirse con el obispo Michael de Pidoll, a quien pidió permiso para abrir una casa para mujeres arrepentidas, penitentes, y una capilla en Laval. De ese modo, obtuvo el permiso para organizar una congregación religiosa, como fundadora de una nueva obra independiente de la obra de Burdeos.
Después de su vuelta a Laval, el 1 de noviembre de 1818, las mujeres marginadas que acogió, se mudaron a su casa familiar en la calle Hameau. Así se inauguró la primera Casa de Misericordia para las mujeres, en Laval. La casa se organizó como un convento con refectorio, dormitorio separado para las hermanas religiosas y otro para las jóvenes arrepentidas, locutorio, servicio de lavandería y planchado, enfermería y cocina; todas estas dependencias las creaba aprovechando tabiques provisionales. Su madre, Teresa Deliere, le ayudaba mucho en la organización de esta obra. A las tres primeras mujeres que se incorporaron, Teresa les puso nombres de religión: Fe, Esperanza y Amor. A pesar de la escasez de espacio y las condiciones tan modestas que tenían, incluso se puede decir que eran miserables, cada vez era mayor el número de mujeres que deseaba transformar sus vidas voluntariamente. Para llevar a cabo esta obra, Teresa encontró apoyo en el párroco de la parroquia de San Venerand, el Padre Changeon y, sobre todo en el obispo Michael Pidoll, quien le dio todas las autorizaciones necesarias, nombrando a un sacerdote para celebrar, los domingos, la adoración con exposición y bendición del Santísimo Sacramento en la Casa de la Misericordia. Los padres jesuitas de la Iglesia de San Miguel Arcángel ejercían el ministerio espiritual.
Con los años, fue aumentando en Laval el número de mujeres marginadas a casa de la vida desordenada, y las hermanas. En 1820 (dos años después de la fundación), ya había 28 mujeres, 3 hermanas religiosas, Teresa y algunas personas dispuestas a ayudar: su madre con Gabriel (de 8 años); en total eran 36 personas residiendo en la casa que debía ser residencia familiar. En esa situación, Teresa empezó a buscar un nuevo local para su obra y efectivamente, encontró una propiedad muy cerca, en la calle Paradis. Después de varios años llenos de dificultades relacionadas con la falta de fondos para comprar la casa, pues tuvo que contraer deudas y esperar para recibir los créditos necesarios, finalmente el 1 de septiembre de 1826 las hermanas y sus alumnas se mudaron a una casa más grande. En 1840, Teresa abrió una filial en ST. Joseph-des-Champs, cerca de Laval, y en 1855 otra filial en Quimper (luego en Kernisy cerca de Quimper).
La Madre Teresa Rondeau, en realidad no pensaba en fundar una congregación religiosa teniendo en cuenta los requisitos del derecho canónico. No obstante, se preocupaba solícitamente para que las hermanas pudieran vivir según los consejos evangélicos, llevando una vida de oración, en espíritu de penitencia y sacrificio. Las Constituciones para regir el modelo de vida de las hermanas las escribió el Padre Chanon. En vida de la fundadora, las hermanas no hacían aún los votos perpetuos, pero cada año, después de un retiro, renovaban los votos temporales ante el confesor, en el confesionario. Su ropa se parecía a la que llevaban las mujeres bretonas, y se componía de un vestido negro, un pañuelo y una gorra. La casa en Laval estaba sujeta a la autoridad del obispo ordinario de la diócesis.
En el período que va del 9 de noviembre de 1861 al 16 de julio de 1862, residió en la Casa de Misericordia en Laval, junto con Tekla y Antonina Kłobukowską la Madre Teresa Eva de los príncipes Sulkowski Potocka, fundadora de la Congregación de las Hermanas de la Madre de Dios de la Misericordia en Polonia.
La Madre Teresa Rondeau murió el 16 de julio de 1866 en Laval a los 73 años, de los cuales 48 estuvieron completamente dedicados a ejercer sin reservas la caridad, rescatando la vida de mujeres perdidas moralmente. Fue enterrada en una tumba ubicada en el jardín del convento de la Casa General de la Congregación en Laval.
Hna. M. Elżbieta Siepak ISMM
Traducción del polaco: Xavier Bordas Cornet